Ordenamiento del territorio con inteligencia territorial: El caso del Plan Local de Minas, Lavalleja (Uruguay)

Abstract

Normalmente cada uno de nosotros ingresamos al Ordenamiento Territorial (en adelante OT) desde nuestro lugar: el gobierno, una determinada ciencia, un quehacer técnico o administrativo específico, las comunidades, frecuentemente poco consideradas, los actores económicos con sus intereses, los medios de comunicación y otros actores; y finalmente ocurre que no terminamos de renunciar de manera suficiente a incorporar una teoría y una práctica del OT mas integral y eficiente que de sustento científico y utilidad a la gente y sus territorios. El OT con IT incorpora desde el primer minuto los tres pilares de la regulación en Max Weber no solo al Estado, sino a las comunidades y al mundo económico junto a la «cuarta pata de una mesa»: el conocimiento científico y técnico aplicado, en este caso al OT, necesariamente desde una perspectiva integral. Nunca podremos construir una visión integral, si lo hacemos solo políticos de una o dos ocinas o científicos de una o dos disciplinas. En este marco, entendemos al OT como la dicilísima empresa de vincular una política, una actividad científica, una actividad técnica, un compromiso con la gente y un compromiso con el territorio, todo ello en un mismo territorio. Este alcance tan complejo hace del OT, en la mayoría de los casos, algo imposible de ejecutar al pie de la letra. Vivimos dentro de varias mamushkas; para construir caminos de OT posibles, viables y factibles debemos transitar una transformación necesaria y profunda, y abrirnos de nuestras mamuskhas: nuestro mundo político, académico, social, económico y sus muchos submundos; sino seguiremos haciendo OT poco útiles.