El héroe ausente: Las figuras del líder, del pueblo y del intelectual en el cine marginal brasileño y en el cine underground argentino

Abstract

"Sea marginal, sea héroe". Con esta frase, que es parte de una obra realizada en 1968, el artista plástico Helio Oiticica puso de manifiesto una ruptura que se estaba empezando a gestar en el caldeado ámbito cultural de Brasil a finales de la década del sesenta. A partir de ese momento, la figura del bandido se transformó en un emblema de la resistencia y oposición al régimen dictatorial que se había establecido en Brasil en ese año. En ese contexto, un grupo de cineastas marginales planteó una nueva manera de entender el hecho artístico y su relación con lo social y político en consonancia con el movimiento tropicalista surgido apenas un año antes. Paralelamente en Argentina, más precisamente en Buenos Aires, se empezó a conformar un movimiento de cine underground que tenía muchos puntos de contacto con el cine marginal brasileño, también denominado udigrudi. Un grupo de porteños provenientes del ámbito publicitario comenzó a realizar una serie de películas que combinaban la experimentación con el desenfado propios de la vanguardia con un evidente compromiso político y social. Las producciones de ambos países fueron realizadas durante gobiernos dictatoriales, con una clara intención contestataria y un afán de polémica. La marginalidad de estas cinematografías no residía únicamente en sus precarias condiciones de producción o en un circuito de exhibición alternativo sino, fundamentalmente, en su impostura estética. Estaban preocupados por explorar el lenguaje cinematográfico a partir de la experimentación con los diferentes géneros, estilos, con la recuperación de la cultura popular y la deconstrucción de ciertos paradigmas estéticos de los cines anteriores (tanto del modelo "clásico" como de los "nuevos cines" políticos latinoamericanos).