La disputa peronismo-bussismo entre la reconstrucción democrática y la crisis de los partidos (1982-2001)

Abstract

La prohibición de los partidos constituyó un principio basal del proyecto autoritario que tomó el poder en 1976. En tal sentido, una primera consecuencia del golpe de Estado fue el congelamiento de las cúpulas partidarias y la cristalización de las autoridades vigentes al 24 de marzo de 1976. Desde entonces hasta 1979 se desarrolló lo que César Tcach definió como el «trienio del silencio», en el cual se desarticuló la actividad partidaria, en consonancia con la fase más profunda de la represión (Tcach 1996, pág. 39). La persecución, secuestro y/o asesinato de dirigentes, afiliados y simpatizantes partidarios trascendió, como señalamos, los lindes de las organizaciones contestatarias o de los grupos armados de izquierda para abarcar a un colectivo amplio de individuos, predominantemente jóvenes, carentes en muchos casos de vínculos con aquellas. La contracara de este proceso fue la participación de dirigencias partidarias en puestos intermedios del Estado nacional y provincial, destacándose en este último caso las intendencias (Persello 2007, pág. 272; Celso Rodríguez 1979; Águila 2008).