El impacto de la pandemia del COVID-19 en los migrantes intrarregionales en América Latina: Acentuación de desigualdades

Abstract

La aparición de la enfermedad por COVID-19 trajo aparejado el cierre de las fronteras nacionales, la eliminación de los viajes aéreos de pasajeros y una variedad de políticas de bloqueo y cuarentena en diferentes escalas. En América Latina, tales medidas han variado y evolucionado junto con el desarrollo de la pandemia. Los bloqueos destinados a contener la propagación del virus implicaron el cierre de todas las actividades presenciales, excepto las consideradas esenciales.El COVID-19 ha impactado en las condiciones de trabajo, las perspectivas de empleo y las relaciones sociales. Durante la pandemia, lxs pobres fueron aún más marginados y las desigualdades se acentuaron. La pérdida masiva de medios de subsistencia por parte de lxs trabajadorxs hizo que sus vidas fueran más precarias.Aquellas personas que tenían el privilegio de tener un hogar seguro y protegido estuvieron confinadas en sus hogares. Pero para muchos otros los cambios en su vida cotidiana junto con las consecuencias económicas y los riesgos para la salud que tuvieron que tomar (ya sea a través de la movilidad continua y la interacción social o la inmovilidad y el encierro) fueron mucho más graves. La pandemia puso en evidencia que las sociedades modernas se construyen sobre "diferentes regímenes de movilidad que se entrecruzan", en los que los movimientos de algunas personas están "normalizados" mientras que los de otras están "criminalizados".La pandemia ha producido una agudización de las desigualdades sociales preexistentes y también ha dado lugar a otras nuevas. Esto es así especialmente en el caso particular de la población migrante latinoamericana que ha sido sometida en los últimos años a procesos violentos de precarización social, laboral y reproductiva en todo el continente. Algunos de los factores que ponen en riesgo a esta población son las duras y peligrosas rutas migratorias, la falta de medios de subsistencia, el acceso inadecuado a la vivienda, la exposición a la discriminación y la xenofobia, y la trata de personas. Esta enfermedad afectó de manera desproporcionada a lxs trabajadorxs migrantes debido a las actividades que desarrollan, a sus condiciones de trabajo y vivienda, y a la desprotección que sufren en materia de salud y asistencia social. Su profunda vulnerabilidad aumentó el riesgo de infectarse. Aunque a veces se destacó su papel como "trabajadorxs esenciales", con frecuencia fueron discriminadxs en función de las diversas estigmatizaciones que (re)surgieron en el contexto de la pandemia.