Capítulo de Libro
Las frutas de la Patagonia: Pomáceas en el Alto Valle del Río Negro (Argentina)
Título del libro: Frutales, cultura y sociedad: Un recorrido histórico de la fruticultura universal y los orígenes de la fruticultura chilena hasta nuestros días
Fecha de publicación:
2015
Editorial:
Universidad de Talca
ISBN:
978-956-329-042-4
Idioma:
Español
Clasificación temática:
Resumen
Esta zona productiva comprende actualmente unas 100 mil hectáreas, de las cuales alrededor de un 60% se encuentran bajo riego. De ellas, están cultivadas poco más de 40 mil hectáreas, con una producción anual estimada de 700 mil toneladas de peras y manzanas destinadas mayoritariamente a la exportación en fresco y a la industria de jugos concentrados. A la plantación de pomáceas -la más importante del valle-, le sigue la de uvas, que se destinan, casi totalmente, a la fabricación de vinos y, en menor medida, la de frutales de carozo -ciruelas, duraznos y pelones-, así como tomates y alfalfa. Si bien la fertilidad de la zona y sus posibilidades productivas fueron percibidas desde antiguo, su puesta en producción efectiva a partir de la construcción de grandes obras de riego se inició recién hacia comienzos del siglo XX y se estructuró definitivamente como economía frutícola alrededor del año 1930, cuando la fruticultura regional se orientó de manera decisiva hacia el mercado externo. Previo a ello, la incorporación progresiva de superficies bajo riego produjo un importante proceso de subdivisión y venta de las grandes propiedades territoriales originadas a partir de la conquista militar del espacio indígena, que se acentuó a lo largo de la década de 1920, contribuyendo a la constitución de pequeños chacareros relativamente prósperos que fueran durante muchos años los sujetos sociales característicos del desarrollo económico del valle. Hacia los años 1930, la actividad frutícola regional estaba fuertemente orientada por dos empresas de capitales británicos, vinculadas entre sí, la Argentine Fruit Distributors -AFD- y el Ferrocarril Sud, que controlaban el traslado de la fruta fresca a Buenos Aires con destino mayoritario al mercado externo. Sin intervenir directamente en la producción, ambas empresas monopolizaban el transporte y la comercialización de la fruta, incidiendo fuertemente en la fijación de los precios. Hacia fines de la década de 1940, con la nacionalización de los ferrocarriles y de la AFD, se inició una nueva etapa donde surgieron otras firmas exportadoras y mayoristas independientes. La paulatina incorporación de novedosas tecnologías para el tratamiento de la fruta post-cosecha (red de frío, sistemas complejos de embalaje y acondicionamiento, etc.), facilitó a estas empresas la integración vertical de la actividad, controlando los procesos de producción, empaque, frío y comercialización. Sobre fines de la década de 1970 se inició una crisis generalizada de la producción frutícola regional, vinculada tanto a los mercados de exportación como a cuestiones de política económica interna, que afectó particularmente a los pequeños productores provocándoles una notable falta de rentabilidad, un importante atraso teconológico y un acentuado proceso de descapitalización, en tanto que las grandes empresas relacionadas a la industria del frío, el empaque y la comercialización, lograron mantener un alto nivel de ganancias. Las condiciones se agudizaron en los años 1990 y la crisis terminó afectando al conjunto de la fruticultra valletana, obligando en muchos casos a los pequeños chacareros a abandonar la actividad. De la evolución histórica de estas etapas se ocupa este capítulo.
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Citación
Blanco, Graciela; Bandieri, Susana Ofelia; Las frutas de la Patagonia: Pomáceas en el Alto Valle del Río Negro (Argentina); Universidad de Talca; 1; 2015; 143-168
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