Artículo
Este artículo, ganador del premio A. Owen Aldridge 2009-2010 de la Asociación Norteamericana de Literatura Comparada (ACLA), interroga la difundida idea de que la traducción es una práctica intrínsecamente difícil. La dificultad de la traducción es justamente el primer punto que explora Leonardo Bruni en su tratado De interpretatione recta, escrito alrededor de 1424 y considerado hoy como el primer tratado teórico sobre la traducción. Desde entonces, la traducción ha sido definida como una práctica compleja, inadecuada y, muchas veces, imposible. Sin embargo, detrás de esta idea, se encuentra la paradoja de que continuamos traduciendo y leyendo traducciones, y de que la práctica de la traducción subyace la literatura, la cultura y las instituciones occidentales por lo menos desde tiempos del Imperio Romano. El objetivo del artículo es situar esta paradoja en un contexto histórico para despojar así de su aparente obviedad a la proverbial dificultad de la traducción. Para alcanzar este objetivo, se analizan distintas definiciones de esta dificultad en los escritos de Bruni y otros traductores renacentistas, las cuales se han convertido en principios indiscutible sen la teoría de la traducción actual. La principal contribución del análisis es que el mismo considera no solamente los escritos teóricos de los traductores (como se hace normalmente), sino que además los compara con textos y prácticas concretas de traducción. En particular, considera la práctica de la traducción grupal. La comparación revela el surgimiento de una fuerte división entre teoría y práctica traductoras durante el Renacimiento europeo. Mientras que, por un lado, la teoría de la traducción enfatiza la necesidad de que un traductor, experto en las dos lenguas, realice la traducción de manera individual, por otro lado, la práctica muestra que era muy frecuente que dos o más expertos en distintas lenguas colaboraran para producir una traducción (por ejemplo, mientras uno de ellos leía la versión original en griego o árabe y la traducía a una lengua vernácula, otro miembro del equipo producía una versión final en latín). <br /><br />Este contexto permite observar la ´dificultad de la traducción´ desde otro ángulo: la dificultad que los traductores renacentistas definen (y que los teóricos de la traducción actuales siguen intentando definir) no radica necesariamente en la dificultad concreta de la práctica traductora. Radica, sobre todo, en una dificultad teórica: la de definir una actividad que implica múltiples lenguas, versiones, instancias de escritura y posibilidades de lectura como si ésta fuera la tarea de un solo sujeto y como si esta tarea involucrara solamente la versión final. El artículo propone que la toma de conciencia sobre la división tajante entre teoría y práctica traductoras puede ayudarnos a encontrar modelos de análisis más amplios, que no se basen exclusivamente en la idea de que el texto debe ser monolingüe y de que la actividad intelectual debe ser individual. In the early fifteenth century, the Florentine humanist Leonardo Bruni characterized translation as an esentially problematic practice: "Magna res igitur ac difficilis est interpretatio recta" ["Correct translation is an ambitious and difficult task"]. 1 Bruni's Spanish contemporary Alfonso Fernández de Madrigal, also known as el Tostado, defined the difference between translation and glossing precisely by noting that translating is "dificile" ["difficult"] while glossing is not. 2 These claims are representative of what would become a commonplace in Western translation theory. In spite of the fact that translation had pervaded the culture and institutions of Western Europe at least since Roman times, Renaissance theoreticians began to define this practice as a very complex, always inadequate, and, at times, almost impossible activity. Even today, the field of translation theory continues to offer numerous examples of this conceptualization. Bo Utas's recent statement that "we all know that exact and complete translation is impossible" is representative of long-standing, widely shared assumptions. Equally representative, however, is Utas's qualification that "still we translate and often understand much—perhaps most—of what is translated." 3 This paradox seems to be intrinsic to translation's difficulty. Indeed, in his essay on "Des tours de Babel" ["The Towers/Tricks/Tropes/ Detours of Babel"], Jacques Derrida highlights the centrality of translation's paradoxical inadequacy when he reads the myth of [End Page 139] the Biblical tower as a foundational figure for both translation's necessity and its impossibility—for "its necessity as impossibility."
The Task(s) of the Translator(s): Multiplicity as Problem in Renaissance European Thought"
Fecha de publicación:
07/2011
Editorial:
Penn State University Press
Revista:
Comparative Literature Studies
ISSN:
0010-4132
Idioma:
Inglés
Tipo de recurso:
Artículo publicado
Clasificación temática:
Resumen
Palabras clave:
Translation History
,
Translation Theory
,
Renaissance
,
Leonardo Bruni
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Citación
Bistué, María Belén; The Task(s) of the Translator(s): Multiplicity as Problem in Renaissance European Thought"; Penn State University Press; Comparative Literature Studies; 48; 2; 7-2011; 139-164
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