Andata e ritorno: el fernet con coca y la construcción virtual de una mezcla italoargentina

Abstract

El consumo de alimentos implica una constelación de variables diversas, pero, desde una perspectiva socioantropológica, es un complejo proceso biopsicosocial (Contreras Hernández y Arnaiz, 2005) (Harris, 1999). Así, en tanto que la comida (y bebida) no solo nos alimenta, sino que nos provee de significados (Fischler, 1988), una mirada social sobre la alimentación nos permite comprenderla como una vía de acceso privilegiada para analizar la cultura en tanto red de significados (Geertz, 1973). En cuanto a la cuestión identitaria, y sin ser exhaustivos, es importante destacar, junto con Claude Fischler, que la dinámica alimentación-identidad funciona por contaminación analógica, integración o impregnación. Es decir, la sabiduría popular, por ejemplo, asume que la incorporación (ingesta) de ciertos alimentos transfiere algunas características del producto a quien lo consume, tal como en las prácticas de canibalismo. El principio de incorporación apuntala una gran serie de intentos de control sobre la unidad compleja cuerpo-y-mente, es decir, sobre la identidad. La ingesta (in-corporación) de ciertos alimentos nos identifica y, por lo tanto, también nos diferencia de la otredad. Por lo tanto, alimentos y cocinas son componentes centrales en el sentido de pertenencia colectivo (Fischler, 1988). Siendo la alimentación clave para la cultura y esta para la identidad, es importante destacar que, en algunos contextos inmigracionales específicos, se conservan (o modifican) ciertos aspectos de sus cocinas, incluso en los casos en donde la transmisión de la lengua se pierde (Calvo, 1982). El anterior es el caso del fernet en Argentina, en tanto que brebaje originario del norte de Italia de mediados del siglo XIX y reacondicionado (mediante la mezcla con gaseosa cola) a las pampas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.