El rol del espíritu científico en el control cognitivo de las emociones y el ejercicio de la crítica racional

Abstract

Este artículo fue escrito para su incorporación en el foro "Ciencia y democracia", convocado por la Revista Ludus Vitalis, en el que los participantes debían referirse a la posibilidad de los ciudadanos de incorporar el espíritu científico en la deliberación pública, y si eso era requisito necesario para el fortalecimiento de las sociedades democráticas. En el artículo defino "espíritu cientifico" como la capacidad de someter a crítica racional los propios sesgos, prejuicios y atajos mentales, en principio guiados por factores emocionales. A continuación analizo dos visiones antagónicas en torno de la posibilidad de incorporar la perspectiva científica en el ejercicio de la política: por un lado, la politica basada en la evidencia (inspirada en una perspectiva cercana al cientificismo y el tecnocratismo), que supone que el desarrollo de "buenas políticas públicas" no debe basarse en criterios ideológicos subjetivos sino en información de calidad proveniente de diversas fuentes (por ej., evidencias empíricas sobre líneas de acción que resultaron "exitosas"); y, por el otro, laconsideración de que toda decisión política involucra un posicionamientoideológico y ético imposible de eludir, y que muchas ideologías son, porsu propia esencia, opuestas e irreconciliables entre sí. Dadas estas alternativas antagónicas, propongo un punto medio que procure rescatar los aspectos razonables de ambas perspectivas, señalando que las teorías y evidencias científicas pueden ser herramientas sumamente eficaces una vez que se fijan ciertos objetivos y líneas de acción que no pueden ser establecidos por la ciencia misma, ya que necesariamente suponen opciones axiológicas fundadas en valores que exceden el ámbito meramente epistémico. Sin embargo, la posición que defiende la política basada en la evidencia no es sólo un llamamiento a sustituir ideologías políticas particulares por una ideología cientificista capaz de zanjar toda discusión (lo que sería una versión extrema), es también, en un sentido casi opuesto, un llamamiento a larazón crítica aplicada a la esfera pública, a los fines de achicar la brechaentre posturas ideológicas opuestas, las cuales, influidas por fuertes sesgosy prejuicios de origen emocional, imponen un obstáculo a menudo insalvablea nuestra capacidad de razonamiento objetivo e imparcial