Artículo
El trabajo de cuidado remunerado: Estudio de las condiciones de empleo en la educación básica y en el trabajo en casas particulares
Fecha de publicación:
04/2015
Editorial:
Equipo Latinoamericano de Justicia y Género
Revista:
Documentos de Trabajo Políticas públicas y derecho al cuidado
ISSN:
2422-7021
Idioma:
Español
Tipo de recurso:
Artículo publicado
Clasificación temática:
Resumen
Las sociedades capitalistas contemporáneas resuelven la organización del cuidado cotidiano de las personas a través de la participación interrelacionada del Estado, el mercado, los hogares y las organizaciones comunitarias. Algunos aspectos peculiares de esta Organización Social del Cuidado se ponen de manifiesto en la situación de las personas que se dedican de manera remunerada al trabajo de cuidado. Este tipo de trabajo tiene lugar tanto al interior de los hogares, como en el ámbito del mercado y al interior de instituciones estatales. Recurrir a la oferta de servicios de cuidado por fuera de la familia es una opción cada vez más relevante debido a la tendencia persistente a un incremento en la participación laboral de las mujeres, los cambios demográficos que amplían las demandas de cuidado, y los cambios en la organización familiar que hacen cada vez más difícil resolver el cuidado sólo a través del trabajo de cuidado no remunerado de los miembros del hogar. Con el fin de arrojar luz sobre las condiciones específicas en las que se desarrollan las actividades de cuidado remuneradas, el presente trabajo aborda la situación de dos ocupaciones que extreman contrapuntos sobre el cuidado de niños y niñas en Argentina: la docencia en nivel inicial y primario, y el empleo doméstico en casas particulares. Para estos dos casos se realiza una caracterización y análisis del marco normativo que regula las actividades, así como de sus condiciones laborales y socio-económicas, brindando elementos para evaluar la garantía del derecho al cuidado en la dimensión de las condiciones laborales de las personas que lo ejercen. Ambas ocupaciones muestran rasgos en común y diferencias sustantivas. Entre los primeros, vale señalar los siguientes: i) se trata de ocupaciones con un muy elevado nivel de feminización, que nos permite claramente hablar de maestras y trabajadoras de casas particulares (y en general, de trabajadoras de cuidado); ii) el tipo de tareas que se realizan en el marco de estas ocupaciones quedan comprendidas en la definición amplia de tareas de cuidado (que implican atención de necesidades para la reproducción cotidiana de la vida, generación de capacidades, y atención a la dependencia), aun cuando se pretenda destacar sus diferencias como trabajo de educación en un caso, y trabajo de servicio doméstico en el otro; iii) como tareas de cuidado, la feminización de estas actividades puede entenderse como consecuencia de la naturalización de las capacidades de las mujeres para cuidar, y en algún sentido, como una continuación lógica de las responsabilidades de cuidado que las mujeres han asumido históricamente al interior de los hogares; iv) en relación con lo anterior, ambas ocupaciones tienen fuertes connotaciones de género, aludiendo a la figura de la ?buena madre? para el caso de las maestras y la ?buena esposa? para el caso de las empleadas de casas particulares; v) si bien sus condiciones de empleo y remuneraciones son sustantivamente diferentes, ambas ocupaciones revisten por menos horas semanales que la jornada habitual de tiempo completo, y se ubican en las escalas más bajas de ingresos laborales, lo que puede asociarse tanto a su característica de empleos feminizados, como al tipo de tarea que realizan, vinculadas con trabajos socialmente menos valorados que los mercantiles productivos. Simultáneamente estas ocupaciones presentan diferencias sustantivas, que explican la desigualdad al interior de las actividades de cuidado en los niveles de remuneración y las condiciones de empleo. Sintéticamente: i) mientras las maestras son más bien jóvenes y con un alto nivel educativo (mínimamente terciario), las trabajadoras de casas particulares son en promedio algo mayores y tienen muy bajo nivel educativo (en su enorme mayoría sin finalización de la educación básica); asimismo la procedencia en términos de estrato socio-económico es diferente, con las maestras proviniendo de hogares de ingresos medios y las trabajadoras de casas particulares de hogares de ingresos bajos, habitualmente en situación de pobreza; ii) la regulación del empleo de las maestras es sólida e histórica, y el nivel de formalización del empleo en este sector muy elevado, mientras que ocurre lo contrario con el empleo en casas particulares, que históricamente ha estado regido por una normativa discriminadora que implicaba estándares laborales devaluados, y que sólo recientemente ha sido reemplazada por un marco de regulación que equipara los derechos de las trabajadoras de casas particulares a los del conjunto de trabajadores y trabajadoras; en consecuencia (aunque se presume que este no es el único factor determinante) el nivel de formalización del empleo en el sector del servicio doméstico ha sido históricamente muy bajo, y continúa siéndolo a pesar de una notoria mejoría; iii) como consecuencia de lo anterior, las maestras gozan de elevados estándares de protección de sus derechos laborales y de beneficios generosos de la seguridad social, mientras las trabajadoras de casas particulares gozan en la práctica de mínimos estándares laborales y de muy débil protección social; iv) la educación básica se imparte en instituciones públicas (mayoritariamente) o privadas, con lógicas claras en relación a la distribución de tareas y responsabilidades, mientras el trabajo en casas particulares se realiza justamente en el ámbito doméstico de los hogares, con límites muy difusos a las tareas específicas que pueden ser comandadas; iv) las maestras se encuentran sindicalizadas en alto grado, y las condiciones de remuneración y empleo se resuelven en el marco de negociaciones colectivas entre la representación sindical y la máxima autoridad de regulación educativa (los ministerios de educación); las trabajadoras de casas particulares tiene un nivel de organización y sindicalización mínimo, no tienen una contraparte empleadora organizada, y las condiciones de empleo y remuneración se resuelven en la asimétrica y privada relación entre la empleada y la empleadora; v) la docencia funciona como un mercado de trabajo al que ?sólo se puede entrar por la base de la pirámide y en que las oportunidades de promoción profesional y ascenso están ligadas a la antigüedad y, en menor medida, a la formación continua? (Esquivel, 2010: 540); el trabajo en casas particulares, por el contrario, no presenta ?barreras a la entrada?, es una de las principales alternativas laborales para mujeres de bajo nivel de instrucción y presenta nulas perspectivas de carrera (más bien la aspiración para mejorar las condiciones laborales y de ingreso es migrar a otro sector ocupacional). En definitiva, el mundo del trabajo de cuidado remunerado es feminizado pero heterogéneo. Esta disparidad de situaciones obedece tanto a las características socio-demográficas de las mujeres que se ocupan en uno u otro sector, como a los marcos normativos e institucionales en los que operan, así como en el tipo de tareas (y el nivel de calificación requerida) que realizan. Factores claves a la hora de explicar presumiblemente las diferencias que pueden ser transformadas parecen ser los marcos regulatorios de la actividad y su aplicación efectiva, así como en nivel de formalización/institucionalización.
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Citación
Rodriguez Enriquez, Corina Maria; Marzonetto, Gabriela Lucía; El trabajo de cuidado remunerado: Estudio de las condiciones de empleo en la
educación básica y en el trabajo en casas particulares; Equipo Latinoamericano de Justicia y Género; Documentos de Trabajo Políticas públicas y derecho al cuidado; 4; 4-2015; 1-50
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