Functional gynodioecy in Opuntia quimilo (Cactaceae), a tree cactus pollinated by

Abstract

La utopía y la moda confluyen allí donde una y otra combaten el síntoma de la locura y la desesperanza por un futuro que caduca. Walter Benjamin aseveró en el Libro de los pasajes que: “Las modas son un medicamento, tomado a escala colectiva, dirigido a compensar los efectos nocivos del olvido. Cuanto más breve es una época, tanto más se encuentra remitida a la moda” (2016: 107 [«Konvolut B [Moda], 9 a, 1]).La propuesta que aquí se plantea es la de considerar a Utopía como un discurso “tramposo”. Entonces, ¿será pertinente la pregunta por cómo se sostiene una exploración por un texto de tales características cuando, por ejemplo, Utopía —al igual que sucede con la Biblia— estaría dirigido a todo público alfabeto en tanto que su estilo de redacción es —en apariencias— transparente? Quizás, para descifrarlo, es necesario “alejarse” de él. ¿Dónde queda ese no-lugar? El planteo de estos problemas ocasionaría múltiples objeciones. Si la moda es el anhelo de innovación constante en el presente, borrando parte de las tradiciones, y costumbres pasadas a fin de que mueran en el futuro para que pueda renacer una nueva moda, una nueva costumbre y tradición, mucho se le parece al gesto utópico: la utopía exhorta, cual secreto, al presente pues todos los ideales políticos son intentos revolucionarios que proyectan un afán por construir lo nuevo. “El sueño utópico del futuro, con sus fuentes en la fantasía y en la alienación, implica la pesadilla del presente” (Lasky, 1985: 26). Es lo que llamamos encadenamiento infernal de los tempos históricos.