Las ovejas negras del paraíso sojero: La organización colectiva de los trabajadores aceiteros durante la posconvertibilidad (2003-2015)

Abstract

La industria aceitera se ha convertido en uno de los sectores más dinámicos de la estructura productiva del país. Surgida en el siglo XIX, fue atravesando distintos momentos acompañando el desarrollo y las demandas del mercado nacional e internacional. En el capítulo 1 se analiza su origen, sus transformaciones, las crisis, el crecimiento de las empresas, la desaparición de muchas de ellas, la concentración, la extranjerización del sector y la consolidación de un patrón de especialización. En el capítulo 2 abordamos cómo estos procesos pudieron ser comprendidos más cabalmente a partir de las dinámicas de la globalización y fragmentación del territorio, en las que los desarrollos productivos son protagonizados por regiones más que por países, lo que marcó una diferencia fundamental con la especialización dominante durante el siglo XIX. La producción de granos y el manejo de puertos fueron puestos en el contexto de procesos globales y reconfiguraciones más amplias, modeladas por la valorización del capital privado y un nuevo entorno institucional delimitado por la operatoria en manos privadas y la regulación de carácter público/privado. En el capítulo 3 se trataron las relaciones entre grupos dominantes y subordinados dentro del proceso de trabajo, y se desarrolló una jerarquía de conceptos que propició la formulación lógica de la naturaleza y formas de una teoría materialista del conflicto con eje en los antagonismos -que se producen y resuelven temporalmente- en el punto de trabajo. En este capítulo se aportaron lineamientos conceptuales en relación a la temática de la subjetividad obrera y se desarrollaron las perspectivas clásicas de control, resistencia y consentimiento que introdujeron distintas maneras de entender las dinámicas del conflicto y consenso vinculadas a determinadas formas de gestión y organización de la producción. Los procesos de fragmentación del colectivo laboral y dispersión de sus lealtades, así como la organización específica de los lugares de trabajo aceiteros fueron materia del capítulo 4. Aquí se abordaron las paupérrimas condiciones laborales, la inseguridad y el menoscabo que se vivía en las plantas aceiteras y los diversos métodos que ponían en acción las empresas para mantener desunidos e individualizados a los trabajadores y estimular la desconfianza en la estructura gremial. Los diversos embates a la fuerza de trabajo subcontratada y la cotidianidad de la explotación fueron tratadas como experiencias que para los trabajadores constituyeron un primer impulso a la acción, aún impreciso pero suficientemente decisivo. Hacia el final del capítulo 4 dimos cuenta del contexto de surgimiento de la demanda por un salario mínimo vital y móvil que será un eje de la conformación de la organización aceitera. La importancia de la organización en el lugar de trabajo como espacio privilegiado para que surja y se consolide la organización de base, que expresa la institucionalidad menos sedimentada del sindicalismo, y su impacto en las condiciones materiales y subjetivas de reproducción de la fuerza de trabajo constituyeron los temas centrales del capítulo 5, que también abordó dos tópicos importantes para entender los cimientos sobre los que se consolidó la gestión del delegado: un planteo claro en torno a no burocratizarse y la búsqueda, más allá de los canales formales de la representación, de los medios para dotar a los espacios institucionales y los delegados de la representatividad necesaria para proyectar una organización sindical sólida.