¡No me hagas una esquizofrenia acá!: Cuerpos expuestos / cuerpos disciplinados desde el confinamiento

Abstract

Uno de los efectos culturales más visibles que emergieron durante el aislamiento y la pandemia del COVID-19 ha sido la hiperdigitalización de la vida cotidiana y el desplazamiento de los encuentros cuerpo a cuerpo a su mediación web. Desde el confinamiento, las redes y las pantallas se convirtieron en el escenario privilegiado de consumo, producción y circulación artística. En las redes, a la vez, pudo verse cómo la pandemia fortaleció la multiplicación de discursos vinculados con el "bienestar", la "vida saludable", las "culturas terapéuticas" o la "salud mental", articulados a través del imperativo de la felicidad, el cual, como señala Sara Ahmed (2019), se ha convertido en un nuevo indicador de desempeño en la política y la economía global. Esta discusión me interesa como marco para abordar la lectura hecha por la dibujante y escritora Robertita, en sus cuentas de Instagram e Instagram TV (@soyrobertita y @benditoinstagram) durante los meses del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio en la Argentina. Por un lado, en el feed, su "Diario de pandemia", escrito y dibujado a modo de historieta. Y por otro, en sus stories, el trabajo de seguimiento, edición y montaje de cuentas públicas de millenialls centradas en la autoexposición en relación con temas hegemónicos: la autoayuda, la salud mental, la obsesión con el cuerpo y la alimentación, el control y la psicologización de la vida sexual. Desde la fragilidad del confinamiento, echando mano de las herramientas caseras que brinda Internet, Robertita releva estas historias y las lee a partir del corte y ensamblado el acervo de la cultura de masas de los años ochenta y la vuelta a la democracia en Argentina. Su mirada irónica, crítica y también afectiva, cuestiona los alcances que dicha escena de los ochenta posee hoy para pensar los límites, los excesos, la libertad y la autofiguración; cuestiones que parecen reeditarse ahora bajo nuevos disciplinamientos.

One of the most visible cultural effects that emerged during the isolation and the COVID-19 pandemic has been the hyperdigitization of daily life and the displacement of face-to-face encounters to its web mediation. Since the confinement, the networks and the screens have become the privileged scenario for artistic consumption, production and circulation. In the networks, at the same time, it was possible to see how the pandemic strengthened the multiplication of discourses linked to "well-being", "healthy living", "therapeutic cultures" or "mental health", articulated through the imperative of happiness, which, as Sara Ahmed (2019) points out, has become a new performance indicator in politics and the global economy. This discussion interests me as a framework to address the reading made by cartoonist and writer Robertita, on her Instagram and Instagram TV accounts (@soyrobertita and @benditoinstagram) during the months of Preventive and Mandatory Social Isolation in Argentina. On the one hand, in the feed, his "Pandemic Diary", written and drawn as a comic. And on the other, in their stories, the work of monitoring, editing and setting up public accounts of millenials focused on self-exposure in relation to hegemonic themes: self-help, mental health, obsession with the body and food, control and the psychologization of sexual life. From the fragility of confinement, making use of the home tools provided by the Internet, Robertita relieves these stories and reads them from the cutting and assembling of the mass culture heritage of the eighties and the return to democracy in Argentina. His ironic, critical and also affective gaze questions the scope that this eighties scene has today to think about limits, excesses, freedom and self-figuration; questions that seem to be reissued now under new disciplines.