Peregrinaciones y búsqueda de reliquias en los inicios del cristianismo: notas sobre los casos de Egeria y Aurelio Prudencio

Abstract

A partir del siglo IV, el culto de las reliquias irrumpe de manera sorpresiva en el mundo cristiano, expandiéndose con una extraordinaria rapidez. A partir de entonces, varios son los testimonios que nos hablan de esas costumbres, procedentes tanto de la pluma de quienes protagonizaron esos viajes como así también de quienes los exaltaron (aunque no necesariamente los llevaran a cabo). En esta ocasión, quisiera plantear de manera muy breve los relatos de dos de esos viajeros (Aurelio Prudencio, con seguridad de origen hispano, y Egeria, probablemente del mismo origen). Ellos —antes incluso de que se difundiera la existencia de reliquias de santos localizables en la Península ibérica—, iniciaron un derrotero para visitar las tumbas donde estaban enterrados esos seres excepcionales y ciertos objetos igualmente venerados por su vinculación a la historia sagrada. Sus narraciones son auténticos discursos propagandísticos que incitan a realizar dichos traslados (algunos prolongados y fatigosos) para acercarse hasta esos vestigios. De tal manera, sus escritos plantean firmemente esa relación entre peregrinación y culto de las reliquias, que conformará un binomio inseparable en la historia del pensamiento cristiano desde ese entonces hasta la actualidad.