Políticas de las cosas

Abstract

Hacia finales de siglo XX y principios del XXI ciertas corrientes de teoría social experimentaron un giro hacia las cosas, catapultando gran cantidad de literatura en torno a ellas, tales como los estudios en cultura material, los nuevos materialismos, el giro ontológico, la teoría de la cosa, la teoría del Actor-Red, el realismo especulativo, enfoques de corte post-fenomenológicos, etc. En The Perfect Subject el antropólogo Severin Fowles repasa dos aproximaciones divergentes, pero igualmente orientadas a explicar el cambio de enfoque analítico de las personas a las cosas dentro de la teoría social. Estas aproximaciones pueden ser comprendidas desde dos figuras retóricas. De un lado, la transición es susceptible de ser capturada por la figura de un cierto hartazgo. Esta sitúa el movimiento hacia las cosas dentro de la ecología interna del debate académico, es decir, como una respuesta pendular a los excesos cometidos por las modas teóricas anteriores.La otra figura que invocamos al momento de explicar el cambio de enfoque de las personas a las cosas se mueve en una dirección opuesta a la anterior y remite a la imposición. Decimos que se opone porque, en este caso, la teoría cambia de afuera hacia adentro, esto es, el llamamiento viene desde el exterior, más allá de los confines de la academia, desde el fragor de “lo real”, donde las cosas se imponen con una fuerza que ya no es imposible ignorar. Por otro lado, este texto persigue la ambición de discutir los alcances políticos de estas teorías, en un impulso hacia la exploración de las posibles contaminaciones mutuas (y otras relaciones) entre ontologías y políticas. En este sentido, reconocemos por lo menos tres dimensiones para pensar las políticas de las cosas, las cuales serán presentadas en cierto orden con el objeto de avanzar en lo que Martin Holbraad ha denominado la agenda de emancipación de la cosa. Para ello, en segundo lugar, en el apartado “Participantes nuevos, reales e interesantes”, recuperamos la posición de Holbraad para pensar la dimensión política de las cosas. Según el autor, emancipar a las cosas es liberarlas de su subordinación respecto a las personas, dejar que suenen sus voces más allá del humano ventrílocuo. En tercer lugar, en “En el interior de las cosas” nos interesa preguntarnos cómo formular los modos de trabajar con la teoría, es decir, la discusión en torno a la crítica. Una vez que asumimos que las ontologías sustractivas que implican las OOO constituyen una plataforma adecuada para pensar.