Artículo
El regreso de la ballena sei
Fecha de publicación:
05/2022
Editorial:
Fundación de Historia Natural Félix de Azara
Revista:
Azara
ISSN:
2683-7862
Idioma:
Español
Tipo de recurso:
Artículo publicado
Clasificación temática:
Resumen
Cuando pensamos en ballenas inmediatamente nos viene a la mente algo relacionado a su tamaño, a esos leviatanes cuyo aceite, durante centurias, la humanidad utilizó para iluminar las urbes en el mundo occidental. Probablemente también pensemos en clave de misterio, en lo insondable de su vida, y en lo poco frecuente que es verlas, inclusive viviendo en zonas costeras. Sin embargo, este no siempre es el caso y también, algunos de nosotros, podamos pensar en la maravilla (si fuimos afortunados) que resulta observarlas en su hábitat natural en algún lugar del mundo. Particularmente en la Argentina, el avistaje de ballenas está casi siempre asociado en nuestra mente a la presencia de la ballena franca austral (Eubalaena australis) en Puerto Pirámides, Península Valdés (Chubut). Este pequeño pueblo costero congrega a decenas de miles de visitantes cada año que buscan ver a ese increíble animal que se acerca a pocos metros de la embarcación en la que se nos lleva a conocer su hábitat. Sin embargo, en la provincia del Chubut, no sólo la ballena franca austral se da cita cada año. Unos 450 km más al sur, en la zona de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, otro gigante del mar se aproxima a las costas. Es más escurridizo que las ballenas francas australes, menos conocido y con una historia igual de trágica. La ballena sei (Balaenoptera borealis) es el tercer animal más grande, después de la ballena azul (Balaenoptera musculus) y la ballena fin (Balaenoptera physalus). Todas estas ballenas pertenecen al grupo de los rorcuales y, a diferencia de la ballena franca austral, presentan una aleta dorsal y pliegues en la garganta. Pueden medir entre 12 y 18 metros de largo y pesar más de 20 toneladas. Al nacer miden entre 4 y 4,5 metros y pesan aproximadamente 700 kilos. Son grises, con el vientre blanco y su cuerpo es alargado. Su aleta dorsal es alta y en forma de hoz; rara vez muestra la cola, su soplo es relativamente bajo y nadan a gran velocidad. Se alimentan de pequeños crustáceos (principalmente copépodos) y de peces pequeños. Forman grupos de entre 1-10 individuos y en zonas de alimentación puede formar agregaciones de hasta 60 individuos. Viven al menos hasta los 65 años y son cosmopolitas, aunque su distribución en la Argentina no es conocida. Durante los tiempos de la caza comercial de ballenas, entre los siglos XIX y XX, se estima que cerca de 300.000 ballenas sei fueron cazadas y, de éstas, más de 110.000 fueron capturadas en el hemisferio sur, reduciendo así su población mundial en más del 80%. Esto condujo a que esta especie fuera catalogada como “En Peligro” según la UICN (Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza). El punto final a la caza comercial para esta especie fue acordado por países que forman parte de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), en 1975 para el Pacífico Norte y en 1979 en la Antártida. En el año 2004 se otorgó un permiso especial en el Pacífico Norte, que permitió la captura de 100 individuos al año, y en el año 2017, se aumentó a 134. Aún hoy, esta especie es catalogada como “En peligro de extinción”, aunque las poblaciones a nivel mundial muestran signos de recuperación. En el Atlántico sudoccidental, la ballena sei también fue cazada, principalmente desde Brasil y en las islas Georgias del sur, aunque existen registros de capturas en aguas argentinas. Aún hoy, la información a nivel mundial y regional sobre la ballena sei es escasa, pero distintos grupos de investigación se encuentran abocados a estudiarla y protegerla. En la plataforma continental argentina los registros se han incrementado, y existen grupos de trabajo dedicados al estudio de esta especie tanto en Islas Malvinas como en nuestro país. En la zona central del Golfo San Jorge, las observaciones de ballenas sei son cada vez más frecuentes y comenzaron a observarse desde la costa hace aproximadamente 15 años. Los registros anteriores solo la presentaban como ocasional y, durante los relevamientos para las estimaciones de abundancia de cetáceos realizados en la década de 1990, no fueron registrados en el área ejemplares de esta especie. Debido a este aumento en la frecuencia de avistajes, en el 2019 comenzamos a investigarlas en un proyecto que se desarrolla en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, con la participación de investigadores y becarios del Laboratorio de Mamíferos Marianos del CESIMAR-CONICET, docentes-investigadores y alumnos del Departamento de Biología y Ambiente de la FCNyCS y con los agentes de conservación del Área Natural Protegida Punta Marqués. La información de base que nos propusimos obtener se relaciona con cinco objetivos básicos: conocer la diversidad de ballenas y delfines en la zona (¿Qué especies hay?), la abundancia (¿Cuántas hay?), estacionalidad (¿en qué época del año podemos observarlas?), el comportamiento (¿Qué hacen en el área?) y su relación con otras poblaciones (¿con qué otras ballenas sei están “emparentadas”?).
Palabras clave:
GOLFO SAN JORGE
,
BALLENA SEI
,
ESTIAMCION DE ABUNDANCIA
,
COMPORTAMIENTO
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Citación
Coscarella, Mariano Alberto; Riera, Marina Griselda; El regreso de la ballena sei; Fundación de Historia Natural Félix de Azara; Azara; 11; 5-2022; 8-14
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