Dante y la teodicea moderna en la invención de la identidad nacional argentina

Abstract

Cuando gracias al cambio de perspectiva que supuso el quiebre histórico con el que se abre el siglo XIX algunos aspectos que habían sido parcialmente soslayados por la sensibilidad iluminista volvieron a ser objeto de interés por parte de las nuevas generaciones, la figura de Dante adquirió una renovada centralidad ya no exclusivamente itálica, sino europea. En buena medida ejemplo, en el siglo anterior, de las pretendidas oscuridades bárbaras del Medioevo, ahora Dante estaba comenzando a convertirse en un ambiguo símbolo de aquella modernidad que la revolución, por un lado, y las nacientes nacionalidades, por el otro, estaban realizando. Tal vez la primera en haber expresado ese cambio de perspectiva fuera Madame de Staël en su Corinne, ou de l’Italie (1807). En ocasión de la coronación poética de Corinne en el Capitolio, la heroína de la novela improvisa una oración sobre La gloire et le bonheur de l’Italie, donde leemos un encendido elogio de Dante no sólo como “l’Homère des temps modernes”, considerado a la vez el “poëte sacré de nos mystères religieux” y un “héros de la pensée”, sino también como el origen de un renacimiento político que debía convertirse en vivo modelo para el presente...