Artículo
La disputa anímica
Fecha de publicación:
10/2023
Editorial:
El Psicoanalitico
Revista:
El Psicoanalitico
ISSN:
2545-8469
Idioma:
Español
Tipo de recurso:
Artículo publicado
Clasificación temática:
Resumen
La salud mental está en la agenda pública: se habla cada vez más de malestares. Y se lo hace “en primera persona”. La atleta Simone Biles se bajó de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 con el objetivo de “cuidar su salud mental”. Actrices, cantantes y famosos hablan en público de sus problemas emocionales. Tini, Chano, Alejandro Sáenz, etc. Los pibes en Tik Tok narran sus padecimientos. Las redes sociales están llenas de memes de animalitos depresivos. Hay demasiadas cuentas de Instagram donde personas anónimas explican cómo es vivir con ansiedad, bipolaridad o ataques de pánico. Muchos psicólogos están estallados de laburo y no dan más turnos. No paran de crecer las estadísticas de consumo de psicofármacos. La FIFA lanzó en 2021 una campaña de promoción de salud mental en el fútbol. En Wall Street se prenden las alarmas con las altas tasas de suicidio y consumo problemático de sustancias por parte de los corredores de bolsa. Los quioscos de diarios y revistas nos ofrecen libros de inteligencia emocional, psicología positiva y bestseller de autoayuda. En la televisión y en las radios, los “especialistas” explican cómo lidiar con los “trastornos mentales” mediante ejercicios respiratorios, relajación, reguladores del sueño o actividad física.Según estadísticas oficiales de organismos internacionales, una de cada cuatro personas en el mundo padece o padecerá algún “trastorno mental” a lo largo de su vida. Para 2030 se conjetura que la depresión y la ansiedad (que aumentaron 30% durante la pandemia) serán las principales causas de “discapacidad social”. La educación emocional se presenta como programa de gobierno en las políticas públicas en el sector pedagógica. Mientras avanza la cultura terapéutica en las militancias, la psiquiatría comunitaria en los barrios y el manicomio químico en las casas, los movimientos sociales hablan de salud mental popular y el progresismo reclama la aplicación de la Ley Nacional de Salud Mental. Serotonina y dopamina son palabras que pueblan la conversación de todos los días.En la Academia de ciencias sociales y humanidades, las neurociencias se perfilan como el objeto de estudio predilecto de la próxima década. Los problemas del malestar subjetivo desbordan los muros disciplinares del llamado campo de la Salud Mental, al mismo tiempo que la industria farmacéutica se presenta como una de las expresiones más contundentes de la mercantilización de la vida en curso. Todos tenemos alguien cercano con insomnio, bruxismo o “trastornos de la conducta alimentaria”. Usamos expresiones como quemado, colapsado, desbordado o agotado para referirnos a nuestros estado de ánimo en la vida cotidiana. El estrés es el sentimiento estructural que recorre los cuerpos precarios. Los estudiantes secundarios y universitarios reivindican capacitaciones y espacios de escucha en los colegios y en las instituciones. Son cada vez más los trabajadores con licencia psiquiátrica y no tantos los sindicatos preocupados por el malestar afectivo en el mundo del trabajo. A nivel internacional crece el activismo neurodivergente y el Orgullo Loco. La leyenda de la revuelta chilena “no era depresión, era capitalismo” es una frase en la que se cifra un enigma clave de nuestra época. La pregunta es ¿cómo politizar nuestra crisis anímica colectiva?
Palabras clave:
Salud mental
,
Politica
,
Filosofia
,
Emociones
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Articulos de INST. DE HISTORIA ARGENTINA Y AMERICANA "DR. EMILIO RAVIGNANI"
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Citación
Exposto, Emiliano; La disputa anímica; El Psicoanalitico; El Psicoanalitico; 10-2023; 1-6
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