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dc.contributor.author
Rosal, Miguel Angel  
dc.date.available
2023-07-26T14:47:59Z  
dc.date.issued
2022-12  
dc.identifier.citation
Rosal, Miguel Angel; Testamentos de Afro-porteños del periodo independiente, primera parte (1810-1840); Centro de Documentación Histórica del Río de La Plata "Prof. Dr. Walter Rela"; Estudios históricos; 14; 28; 12-2022; 1-54  
dc.identifier.issn
1688-5317  
dc.identifier.uri
http://hdl.handle.net/11336/205588  
dc.description.abstract
Este es el segundo tramo de los testamentos de negros y pardos registrados en el Archivo General de Nación, en Buenos Aires. Recordemos que las cartas testamentarias comienzan aparecer al principio de la segunda mitad del siglo XVII; asimismo, revisamos los Protocolos Notariales (los registros de escribanos desde 1750), y datos provenientes de, entre otros acervos, las Sucesiones.Las testamentarías de afro-porteños del periodo independiente de 1810 a 1840, constan de 238 documentos, entre cartas testamentarias, poderes para testar, testamentos en virtud de poder, memorias testamentarias y codicilos, si bien en su gran mayoría se trata de testamentos nuncupativos. Debido a que algunos afro-porteños otorgaron más de uno, y que se encontraron testamentos recíprocos y mancomunados (de matrimonios y de hermanos), en definitiva, son 175 las personas a considerar.Algunos aspectos religiosos dimanados de los testamentosDel total de los otorgantes, 73 señalan ser miembros de cofradías -5 son afiliados de dos congregaciones-, es decir, el 41,71%, repartidos en nueve hermandades: Nuestra Señora del Rosario (37), San Benito de Palermo (19), Santa Rosa de Viterbo (7), Nuestra Señora del Socorro (7), Ánimas de Montserrat (3), San Francisco Solano (2), San Baltasar (1), Cabundas (1) y Barundí (1); las dos últimas, si bien no tenemos mayores precisiones, serían asociaciones no religiosas, o al menos, no religiosas católicas. Volveremos sobre el tema.Los enterramientos en las iglesias y terrenos aledaños a las mismas se habían convertido en un problema insoluble hacia fines de la época colonial. La Corona española había ordenado la erección de cementerios alejados de los poblados, para reemplazar los entierros en las iglesias, por cuestiones de salud pública. En el caso de Buenos Aires, el 17 de julio de 1822 el gobierno prohibió, en el marco de las reformas rivadavianas y por motivos de salubridad, los enterramientos en los templos y las misas de cuerpo presente. A partir de allí comienza a especificarse, al redactar el testamento, que el entierro debería hacerse en el “cementerio público” o “general de la Recoleta”. La construcción del cementerio en un lugar relativamente apartado del centro de la ciudad, contribuyó a subsanar los inconvenientes; sin embargo, el problema no tuvo una rápida solución.En cuanto al legado de las “mandas forzosas y acostumbradas”, generalmente se separaban de los bienes unos pocos reales, uno o dos a cada una de ellas; en nuestros estudios sobre la época colonial habíamos visto que las mandas forzosas eran “la conservación de los Santos Lugares de Jerusalén”, “la redención de cristianos cautivos”, “la fábrica de la Santa Iglesia Catedral”, “la Hermandad de María Santísima de los Dolores y Ánimas Benditas del Purgatorio” y “la Esclavitud del Santísimo Sacramento”. Durante el período independiente, sin embargo, las mandas bajan a cuatro y los testadores nunca las mencionan; hemos hallado unos pocos casos de otorgantes -que no eran afrodescendientes- que hacen referencia solamente a la conservación de la Casa Santa de Jerusalén, y la redención de cautivos cristianos.Los ejemplos de fundación de capellanías o pías memorias de misas, las que serán aplicadas por las almas de los testadores y, en ocasiones, por las de sus consortes y/o parientes cercanos, abundan. Algunos especifican que la capellanía es a perpetuidad, y tomando los recaudos necesarios para que ello suceda, nombran una serie de patronos que deberán cumplir con los encargos realizados. En ese sentido, debemos recalcar la integración en las distintas cofradías y la fundación de capellanías o pías memorias, y su preocupación para que las mismas se perpetuaran, como prácticas religiosas que coadyuvaban a acortar la permanencia del alma en el Purgatorio.Por lo último, es interesante destacar las conexiones que existían entre algunos testadores negros y pardos, y su vez, integrantes de las Asociaciones Africanas. En efecto, el entrecruzamiento de datos indicaría que las mismas eran bastante frecuentes. En ese sentido, se puede observar la importancia que las sociedades de negros concedían a los ritos funerarios, más allá que estos grupos se basaban más en las relaciones sociales que en el origen étnico de sus integrantes. A través de nuestro trabajo de archivo, hemos podido vislumbrar algunas de estas cuestiones; el testamento de Cayetano González, natural de África, fundador y presidente de la sociedad Barundí, nos ilumina respecto de las actividades de las agrupaciones de esta clase:“asimismo declaro que como fundador de la sociedad Barundí, con las licencias necesarias, he adquirido con el provecho de ella, una casa y un terreno, situada en la calle de Córdoba, cuartel 17 […] y declaro al mismo tiempo que no me quedan más bienes de la citada sociedad por haberlos invertido en las enfermedades y entierros de los socios que han fallecido”.A fines del siglo XVIII empezaron a surgir este tipo de agrupaciones. En efecto, Rosa Palacios, cofrade de Nuestra Señora del Rosario, declara que prestó 100 pesos a la “Cofradía de los Cabundas”, de la cual fue fundadora. Más aún, entre la documentación se pueden destacar aquellos testamentos que ilustran -más allá del marcado sentido religioso que se manifiesta en el acto de testar- sobre la religiosidad católica de algunos integrantes de las Asociaciones Africanas.Estos ejemplos nos hablan de asociaciones diferentes, como vemos, a las cofradías, más informales e independientes del clero, pero con intenciones espirituales similares. En síntesis, hacia la época que estamos estudiando cofradías y sociedades coexisten y tienen puntos de contacto en cuanto sus objetivos y funcionamiento, si bien las segundas se multiplicarán a partir de 1823, con la sanción del reglamento de las Sociedades Africanas, mientras que las agrupaciones cofradiales paulatinamente habrían ido perdiendo gravitación.  
dc.format
application/pdf  
dc.language.iso
spa  
dc.publisher
Centro de Documentación Histórica del Río de La Plata "Prof. Dr. Walter Rela"  
dc.rights
info:eu-repo/semantics/openAccess  
dc.rights.uri
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.5/ar/  
dc.subject
BUENOS AIRES  
dc.subject
SIGLO XIX  
dc.subject
AFRO-PORTEÑOS  
dc.subject
TESTAMENTOS  
dc.subject.classification
Otras Historia y Arqueología  
dc.subject.classification
Historia y Arqueología  
dc.subject.classification
HUMANIDADES  
dc.title
Testamentos de Afro-porteños del periodo independiente, primera parte (1810-1840)  
dc.type
info:eu-repo/semantics/article  
dc.type
info:ar-repo/semantics/artículo  
dc.type
info:eu-repo/semantics/publishedVersion  
dc.date.updated
2023-07-18T19:08:23Z  
dc.journal.volume
14  
dc.journal.number
28  
dc.journal.pagination
1-54  
dc.journal.pais
Uruguay  
dc.journal.ciudad
Rivera  
dc.description.fil
Fil: Rosal, Miguel Angel. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Oficina de Coordinación Administrativa Saavedra 15. Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani". Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras. Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani"; Argentina  
dc.journal.title
Estudios históricos  
dc.relation.alternativeid
info:eu-repo/semantics/altIdentifier/url/http://www.estudioshistoricos.org/28/eh2816.pdf