La revolución de los sillones: Sobre la concepción del surrealismo en Argentina y su incidencia en el ámbito literario

Abstract

Dos años después de la publicación del Primer Manifiesto Surrealista (1924), Aldo Pellegrini, un estudiante de Medicina, conformó con sus compañeros de carrera un reducido grupo adscripto al movimiento en Buenos Aires; pero luego de publicar dos números de la revista Qué en 1928 y 1930, cuya circulación fue limitada y su suerte, exigua, el grupo se dispersó. A pesar de de esta temprana, pionera y efímera recepción a fines de los años veinte, el surrealismo no logró arraigarse ni tener continuidad en la práctica poética hasta que en 1948 resurgió en la revista Ciclo. Trabajos previos han analizado las razones por las que ese proceso no tuvo éxito en ese primer intento. En esta oportunidad, considerando los avances anteriores, propongo comparar las diferentes concepciones de surrealismo que tuvo el grupo argentino a lo largo del tiempo, atendiendo al haz de posibilidades que las propiciaron, es decir, el conjunto de saberes, creencias, vínculos literarios y el seguimiento de la experiencia francesa, con el propósito de comprender cabalmente los motivos por los cuales la poética no se arraigó en los años veinte y tuvo una amplia acogida a mitad del siglo XX.