Métodos
Procesamiento y análisis de la información
Debido a que las dimensiones y subdimensiones revisten un nivel abstracto del proceso de operacionalización y no es posible medirlas de manera directa, se elaboraron un conjunto de categorías operables para cada una de ellas para poder, de ese modo, facilitar la tabulación de los datos. Así, procedemos a mostrar aquí la selección emprendida para el posterior análisis empírico que se explaya en cada capítulo de este libro. Consideramos, entonces, la dimensión del actor (concretamente la identificación y la organización); y la dimensión de movilización (particularmente demandas y repertorios).
En primer lugar, para la sub dimensión identificación (en el marco de la dimensión del actor arriba citada) se eligieron los indicadores siguientes: a. trabajadores y trabajadoras, entendida como toda aquella persona que desempeña un trabajo o una actividad regular dentro de una sociedad y de la cual recibe una contribución monetaria (generalmente salario, paga). A su vez, distinguimos trabajadores/as de la salud, de la administración pública, de la educación, de servicios, de comercio, de industria, por cuenta propia y jubilados o jubiladas ; b. empresarios y empresarias, quienes cuentan con la propiedad de los medios de producción, comercialización y/o servicios y, en general, tienen empleados a su cargo. También los subdividimos en empresariado del agro, de servicios, de comercio, de industria; c. desocupados y desocupadas, todas aquellas personas pertenecientes a la población económicamente activa que se encuentran en condición de desempleo, es decir, que están disponibles para trabajar y quieren hacerlo, pero no consiguen una fuente laboral; d. estudiantes, alude a quienes cursan de manera regular alguno de los niveles del sistema educativo formal; e. ciudadanos y ciudadanas, quienes se nuclean y movilizan a partir de reconocerse como miembros de una misma comunidad política; f. vecinos y vecinas, designa a quienes habitan en proximidad de morada con otros, y se nuclean y movilizan en torno a la cuestión territorial barrial; y, g. familiares y amistades de.., hace alusión a quienes se nuclean y movilizan por la cercanía (de sangre o afinidad) con la víctima de un perjuicio.
En segunda instancia, para la sub dimensión de organización (también en el marco de la dimensión del actor), trabajamos con: a. institucionalizada, en tanto modalidad organizativa que surge y se desarrolla siguiendo las iniciativas y propuestas de alguna institución, asociación o entidad en particular; incluimos las variantes sindical/gremial; empresarial; partidaria; religiosa; estudiantil; territorial, entre otras; b. autoconvocada, organización que surge y se desarrolla de modo espontáneo, siguiendo la propia iniciativa y voluntad de sus miembros; c. multisectorial, modalidad organizativa mixta caracterizada por reunir la iniciativa y participación mancomunada de diversos sectores, tanto institucionalizados como no.
En tercer lugar, para la sub dimensión de la demanda (ya en el marco de la dimensión de movilización), se construyeron como indicadores, a. vivienda; b. educación; c. justicia; d. salarial; e. derechos humanos; f. trabajo, la cual definimos como los reclamos derivados de las condiciones de acceso al mercado de trabajo por parte de los actores a nivel macroeconómico y social, pero no se refiere al pedido de mejora en las remuneraciones (porque ello remite a la demanda salarial) ni al incumplimiento del régimen laboral o a las condiciones de trabajo (ya que estas pertenecen a la demanda laboral); g. laboral, demanda que se refiere al trabajo en lo concerniente a sus aspectos jurídicos legales y las condiciones generales de su desarrollo; h. seguridad, alude al reclamo dirigido al Estado y sus organismos estatales con el fin de “resguardar la libertad, la vida, el patrimonio, los derechos y garantías de las personas y la plena vigencia de las instituciones” (Ley de Seguridad Interior, año 1992); i. seguridad social, remite al conjunto de demandas referidas a las obras sociales y al funcionamiento del régimen previsional a nivel nacional y/o provincial. Dentro de este último se destacan, por ejemplo, el aumento de jubilaciones y/o pensiones, el seguro por desempleo, por maternidad, ejercicio del derecho jubilatorio. Complementan este universo de indicadores de las demandas, las denominadas j. Gobierno y k. política económica. La primera apunta a los reclamos planteados por los actores a la política gubernamental en su conjunto, ya sea en su dimensión administrativa de lo público como a la representación republicana. En relación a la primera se incluyen reclamos sobre el mal desempeño de las funciones inherentes a un cargo político y a la clase política (críticas del accionar de los funcionarios por corrupción, nepotismo, exceso de sus atribuciones, incumplimiento de sus obligaciones, entre otras). En cuanto a los reclamos por representación republicada se alude a aquellos relacionados con el régimen de gobierno republicano democrático como, por ejemplo, el modo de acceso y/o ejercicio referido a la participación pública y representación política, así como al proceso de toma de decisiones (reforma política, presupuesto participativo, impugnación de elecciones). También se deben incluir en este ítem a los pedidos de consulta popular y a las exigencias de recambios en los representantes y expresiones del tipo “que se vayan todos”.
Por política económica entendemos al conjunto de demandas planteadas por los actores en contra del modelo económico en general, como también en rechazo a medidas concretas que son tomadas y ejecutadas por las autoridades en los diferentes niveles y ámbitos de la política sobre materia económica. Se incluyen manifestaciones contra las privatizaciones o las estatizaciones, contra el ajuste, contra la desregulación económica, la presión fiscal, la derogación o aparición de nuevos impuestos, contra los organismos financieros internacionales, es decir, en reacción de aquello que perjudica a los actores en materia económica y que es percibido como un daño a su patrimonio y/o bienestar económico.
Finalmente, para el repertorio de la protesta (también dentro de la dimensión de movilización) se utilizaron los siguientes indicadores: a. corte de vía pública; b. caravana de automóviles; c. saqueos; d. petitorios; e. toma, la cual hemos definido como una medida de acción directa que está asociada a la ocupación de un lugar o espacio de propiedad pública o privada; f. movilización, entendemos aquellas manifestaciones consistentes en la concentración de un grupo o grupos de personas que circulan y/o se reúnen en el espacio público, procurando alcanzar amplia visibilidad y reivindicar alguna demanda o demandas en particular; g. huelga, que es un repertorio consistente en la abstención (total o parcial) de realizar las actividades laborales que regularmente se desarrollan. Bajo este repertorio incluimos modalidades diversas como el paro, abandono de tareas, quita de colaboración, entre otras; h. cacerolazo, entendida como la expresión de un grupo/s de personas que se reúnen con cacerolas o cualquier utensilio de metal para producir el mayor ruido posible en pos de visibilizar una demanda; i. asamblea, designa una reunión de individuos pertenecientes a un colectivo o varios, que es convocada de modo reglamentario, con el propósito de decidir sobre asuntos comunes y eventualmente adoptar decisiones. Caracteriza este repertorio el tipo de vínculos horizontales que mantienen sus miembros y resulta acorde con el modo de representación directa que los identifica; y j. paro empresarial, la definimos como una medida consistente en la paralización total o parcial de las actividades de uno o varios establecimientos o actividades económicas, por decisión de la patronal, quien puede proceder del ámbito agrario, comercial y/o industrial.
Vale reiterar que esta operacionalización, pensando en la tabulación de los datos, fue el resultado de un proceso reflexivo entre la unidad de análisis (protestas que conforman un ciclo) y la fuente de información utilizada (diario Puntal). De ese modo, el procesamiento y posterior análisis de la información sobre las protestas requirió de un abordaje cuantitativo descriptivo, pero sin descuidar algunas consideraciones cualitativas; pues la complejidad del estudio de los ciclos de protesta requiere diversas aproximaciones, tanto teóricas como metodológicas y empíricas