Caricatura de Evita o leyenda negra: Esmeralda Carabajal de Brisoli en Mendoza, 1949-1951

Abstract

Las mujeres peronistas fueron difíciles de escrutar en sede historiográfica. Muchos factores conjuraron en contra de ellas: desde las perspectivas de análisis utilizadas para abordar el pasado hasta el resplandor de la figura de la amada y odiada Eva Perón . En los últimos lustros, sin embargo, ese panorama ha comenzado a cambiar de la mano de investigaciones que se proponen abordar diversas aristas relativas a las organizaciones políticas de mujeres durante el peronismo, al funcionamiento de la Fundación Eva Perón y a temas derivados como la política social del peronismo o la ley de sufragio femenino. Poco se conoce, sin embargo, todavía sobre las experiencias de las mujeres peronistas en el interior del país, incluso cuando las indagaciones en esas dimensiones han proliferado de manera notable en la última década. En la dimensión pequeña se puede advertir efectivamente cómo se procesaban las directivas partidarias, cómo se practicaba la política en la vida pública y cómo se ejercitaba de manera real la obediencia en el peronismo. Esto es muy prometedor en función de revisitar esas formas que gobernaban al sector femenino liderado por Evita consideradas, hasta hace poco tiempo, muy estrictas y totalmente verticales. Formas analíticas proyectadas sobre todo el peronismo, pero supuestamente cultivadas con ejemplaridad entre las mujeres. Este capítulo se interroga sobre la figura de Esmeralda Carabajal de Brisoli, esposa del segundo gobernador que Mendoza tuvo durante los años del primer peronismo. A través de una revisión de su paso como primera dama en la provincia entre 1949 y 1951 se busca mostrar, por un lado, que la autoridad central fue afincándose paulatinamente y en permanente negociación con procesos ya en marcha en sede local y no de un día para el otro por decisión incuestionable de Eva Perón. Por otro lado, se intenta captar diversos modos de obedecer a los llamados de atención y formas de procesar las directivas superiores en el plano pedestre de la política vivida. Por último, la indagación a través de la figura de la esposa de Brisoli permite reflexionar en torno a cómo se procesó a nivel de la memoria el rol que algunas mujeres tuvieron en la década peronista. En tal sentido, si bien se la recuerda como una caricatura local de Evita, Esmeralda Carabajal podría haber sido más bien un avatar de conflictos sociales y políticos más profundos.