Herejías estéticas: Bustos Domecq y Suárez Lynch como catarsis

Abstract

La obra a dúo de Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges se extiende en un arco temporal que va de comienzos de la década de 1940 hasta fines de los 70, es decir que cubre prácticamente el tiempo de la amistad entre ambos escritores, así como una época de cambios sociales, políticos y literarios significativos. La recepción de los seis títulos escritos en colaboración ha sido sin embargo muy distinta a la de la exitosa obra de cada uno por su cuenta, concitando poco interés incluso por parte de la crítica académica -salvo, en líneas generales, por el análisis de Andrés Avellaneda incluido en El habla de la ideología (1984) y los trabajos de Marta Susana Domínguez-, hasta la revelación que significó el Borges de Bioy (2006), que no solo impuso una reevaluación de quien fuera visto como eterno discípulo, sino que ofreció una detallada crónica de cómo trabajaban ambos escritores en conjunto. A esto se suma la reciente publicación del exhaustivo estudio de Cristina Parodi, Borges-Bioy en contexto (2018), indispensable guía que viene a llenar un vacío de décadas y que permite desentrañar, entre otras cosas, el aluvión de referencias y expresiones, con su improbable reposición de sentido para un lector alejado del contexto original -y aun para los cercanos en el tiempo-, que opacan la significación y reducen sensiblemente el efecto buscado por los autores, que en 1977 declararon: "A medida que pasa el tiempo le vamos encontrando [a Bustos Domecq] más defectos" (Martino 220).