Escribir, escuchar, transmitir: Crítica, sujeto y estado en tiempos de pandemia

Abstract

En este libro reúno una serie de intervenciones realizadas en el marco del confinamiento y la pandemia, publicadas anteriormente en e-book por editorial Doble Ciencia (salvo el primero, el anteúltimo y el último capítulo), que continúan con lo expuesto en Leer, meditar, escribir: la práctica filosófica en pandemia (La cebra). Son intervenciones y reflexiones que se encuentran atravesadas por mis inquietudes acerca de la práctica de la filosofía en el contexto del neoliberalismo (incluye nuevo prólogo de Alberto Constante, autor mexicano). Quisiera volver a situar algunos elementos y preguntas que me orientan para escribir sobre, en y desde la pandemia. 1) Lugar de enunciación: ¿Cómo nos autorizamos a intervenir?, ¿en nombre de qué o quiénes?, ¿a quiénes citamos e invocamos?, ¿Qué tradiciones o saberes anudamos?, ¿a quiénes interpelamos?, etc. 2) Coyuntura singular: ¿Cómo pensamos las relaciones de fuerza o poder?, ¿Cómo situamos y valoramos los distintos dispositivos?, ¿Cómo diferenciamos instancias, niveles y prácticas?, ¿Cómo definimos las tendencias?, ¿en qué punto intervenimos?, etc. 3) Crítica y verdad: ¿Cuál es la función de la crítica?, ¿destruir, construir, conservar o transformar?, ¿Qué cosa?, ¿es masiva o específica?, ¿se sitúa en el presente o proyecta hacia el futuro?, ¿se orienta por la verdad o juega con los lenguajes?, ¿se juega y afecta?, ¿Cómo se implica allí?, ¿habilita la transformación de sí en su ejercicio?, etc. Preguntas y también afirmaciones que se inspiran en una práctica materialista de la filosofía: “Por paradójica que pueda parecer esta afirmación, podemos anticipar que, en la historia de la cultura humana, nuestro tiempo se expone a aparecer un día como señalado por la más dramática y trabajosa de las pruebas: el descubrimiento y aprendizaje del sentido de los gestos más simples de la existencia: ver, oír, hablar, leer, los gestos que ponen a los hombres en relación con sus obras, y con las obras atragantadas en su propia garganta que son sus ‘ausencias de obras’”. Pues, siempre me pareció maravilloso que una de las obras señeras del estructuralismo marxista, como es Para leer El capital, comenzara rescatando el valor de los “gestos más simples”: ver, oír, hablar, leer; claro que no se trataba de reivindicar una empresa fenomenológica o psicológica, sino de reinscribirlos en una matriz de prácticas sobredeterminadas donde la simpleza aludida solo podía alcanzarse a través del pensamiento de una complejidad material sostenida. He seguido por ese camino materialista, más acá del marxismo y el estructuralismo supuestos, escupiendo obras para no atragantarme; tratando a la vez de que otros tampoco se atraganten con sus ausencias o se empachen con palabras listas para ser consumidas de a montones. Las intervenciones aquí reunidas apuntan a anudar varios de esos gestos y preguntas en simultaneidad, aunque no todas sean desarrolladas en extensión; se trata de sostener una práctica filosófica materialista en términos de ejercicios e interpelaciones directas. Lo que hago no es ensayo o divulgación, trato de mostrar que la filosofía tiene incidencia en la vida real: un giro práctico del pensamiento. Los enunciados filosóficos no responden meramente a relaciones categoriales entre sistemas de ideas desvinculados de lo que acontece, lo real, ni tampoco se agotan en reconstrucciones históricas sin consecuencias: tomar posición política en la coyuntura, hacer que cada enunciado sea una verificación local de una verdad que transforma e implica, producir incluso formalizaciones o diagramas para situar lo imposible, son modos de practicar la filosofía con un rigor que responde a múltiples exigencias, pero que también las aplaca. Un modo de gobernarse a sí y a los otros, con las limitaciones del caso y de los materiales en juego. El giro práctico en filosofía no se pierde con los demás giros académicos, si encuentra su limitación es porque entiende también dónde opera lo infinito, cada vez.