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dc.contributor.author
Juri, María Agustina  
dc.contributor.other
Corti Badía, Paola  
dc.contributor.other
Moreno, Rodrigo  
dc.date.available
2021-06-03T12:21:25Z  
dc.date.issued
2019  
dc.identifier.citation
Juri, María Agustina; El narrativismo de Alasdair MacIntyre: una propuesta de restauración epistemológica de la Filosofía Práctica a partir de la Historia; Ediciones Trea; 2019; 125-134  
dc.identifier.isbn
978-84-17140-93-9  
dc.identifier.uri
http://hdl.handle.net/11336/133089  
dc.description.abstract
Alasdair MacIntyre (Glasgow, 1929- ) es, según el juicio de los especialistas (Perreau Saussine 2005; González Pérez 2006), uno de los filósofos contemporáneos más importantes que ha dado el siglo XX. Ha estudiado en profundidad las corrientes marxista, freudiana y analítica, para luego dar progresivamente de lleno en el realismo. La abundante literatura acerca de este pensador no ha logrado identificarlo con una corriente específica, puesto que huye de las clasificaciones de comunitarista (Borradori, 1994), narrativista o posmoderno. Más allá de su interesante itinerario intelectual, lo que nos motiva a estudiarlo es su originalidad, ya que, además de acudir a la Historia y a la Sociología, actualiza los conceptos de Tradición, de Virtud y de Bien como télos de la vida humana. Lejos de la caracterización de un intelectual posmoderno, MacIntyre hizo una contundente crítica a la modernidad (Knight 1998), generando gran conmoción en el año 1981, cuando publicó After Virtue (traducido al castellano como Tras la virtud, 1984). A partir de este libro hubo un giro radical, no sólo en su pensamiento, sino en los debates éticos de los espacios académicos más importantes. En efecto, esta obra fue revolucionaria en su momento y sigue interpelándonos en nuestros días.En Tras la virtud, MacIntyre trazó las líneas de su proyecto consistente en combatir el liberalismo individualista y capitalista desarrollando una tradición que no ha sido rebatida: la tradición de las virtudes, con fundamento en lo que se conoce como realismo filosófico. El concepto de virtud, como señalara Max Scheler en 1913, fue durante la Época Clásica una jovencita sumamente grácil, atrayente y colmada de encantos, que después de haber sido olvidado durante mucho tiempo, encuentra su reverdecimiento en las reflexiones de autores como MacIntyre. El escocés recoge el legado no sólo de Scheler, sino también de Elizabeth Anscombe, quien en 1958 publica Modern Moral Philosophy, en donde hace una fuerte crítica a la moral del deber y propone una revalorización de la ética aristotélica (Ch. Taylor 1984). Nuestro autor, al acercar los estudios éticos a la Historia, anclándolos en el tiempo y en el espacio de las acciones humanas, logra aproximar la reflexión académica a la vida concreta en el orden de la razón práctica. Esta crítica a la moral del deber ha resultado un revulsivo en el ámbito académico no sólo en los debates en Chicago, Harvard y Notre Dame en la década del 90 (García de Madariaga Cézar 2002), sino que también ha dado origen a revisiones en las bases de la Epistemología, la Antropología, la Filosofía Práctica Política, Educación, Bioética, Ciencias Jurídicas y la Poética dando lugar a numerosas investigaciones vertidas en libros, tesis y artículos en prestigiosas revistas especializadas de Europa, América y Oriente. Según el escocés, el desacuerdo moral reinante se debe, en primer lugar, a la inconmensurabilidad existente entre teorías morales, en segundo lugar, a la aplicación del método de las ciencias físico-matemáticas a la ética, y por último, al alejamiento de la consideración de las acciones humanas y de las teorías éticas del contexto histórico en el que se llevan a cabo, pese a lo cual, también critica el historicismo radical. Mientras el pensamiento liberal asume como un hecho que este rasgo de desacuerdo eterno es inmanente a todo discurso valorativo, MacIntyre nos explica cuál es la base de esta postura: La teoría filosófica que específicamente nos exige que afrontemos este desafío es el emotivismo. El emotivismo es la doctrina según la cual los juicios de valor, y más específicamente los juicios morales, no son nada más que expresiones de preferencias, expresiones de actitudes o sentimientos, en la medida en que éstos posean un carácter moral o valorativo (Tras la virtud, p.31). El proyecto para combatir el liberalismo está formulado en Tras la virtud, y consiste en realizar una Historia de la Ética (narrativismo) teniendo en cuenta que existen tres tradiciones rivales: La Tradición de las Virtudes, la Tradición de la Enciclopedia iluminista), y la Tradición de la Genealogía (nietzscheana), para compararlas y averiguar cuál es la que puede dar respuestas y ayudar a restaurar epistemológicamente Filosofía Práctica contemporánea. Lo que se pretende mostrar en esta ponencia, entonces, son algunas consideraciones acerca del narrativismo de Alasdair MacIntyre como una renovación espitemológica de la Ética.Resulta oportuno señalar, respecto de la problemática del narrativismo, que todos los narrativistas de una u otra forma arrancan sus reflexiones desde la Poética aristotélica, particularmente de la noción de trama, configurada por principio, desarrollo y fin. En la trama, las causalidades tienen una función decisiva, ya que su exposición permite la inteligibilidad de las acciones humanas. Como señala Jorge Peña Vial (2002), La actividad de narrar no consiste en añadir episodios a otros. Tanto el arte de narrar como el de seguir una historia requiere tanto captar conjuntamente acontecimientos sucesivos como extraer una configuración a partir de la sucesión. Además de disponer de coherencia lógica, el discurso narrativo reclama para sí una importante dimensión estética, exigencia que nuestro autor cumple acabadamente. No obstante, cabría recordar que durante los años 60 y 70, tres pensadores influenciados por el Giro Lingüístico, vincularon la Historiografía con la ficción narrativa: A. Danto (1962), L. Mink (1966, 1970) y H. White (1973, 1981). Estos teóricos, considerados los primeros narrativistas, niegan que sea posible referirse a los hechos reales concretos, ya que el lenguaje no representa la realidad como un espejo (Rorty, 1979), porque los historiadores narran la historia como ficción según su conveniencia ideológica. Desde otra vertiente, resultan también aprovechables para el esclarecimiento de la función narrativa los aportes de P. Ricoeur (1983), quien define la trama como síntesis de lo heterogéneo, es decir, lo que en la vida cotidiana puede resultar discordante o heterogéneo, la inteligibilidad esencial de la trama permite que sea comprendido en una narración, ya sea en el plano ficcional o histórico. F. Cattaneo (2011), al indagar acerca del origen del narrativismo en la Filosofía de la Historia, señala con lucidez que ha habido un desplazamiento desde el ámbito epistemológico hacia el campo de la Filosofía Práctica sobre la base de la conexión entre la narrativa y la acción humana. Al profundizar en este nexo, la autora resemantiza el papel de la narrativa en cuanto categoría práctica y explicita el paso del ámbito puramente práctico hacia lo específicamente práctico-ético; en tanto que para Figueiredo (1999) la narrativa es simplemente un género discursivo. Asimismo, Galen Strawson, que se ha mantenido firme en el debate contra la narrativa (Against Narrativity 2004) sostiene, sin embargo, que MacIntyre es quizá la figura fundadora en el campo de la narratividad moderna en lo concerniente a la teoría moral. Uno de los primeros trabajos críticos acerca de la obra narrativista de MacIntyre es el de Schneewind (1982), quien admite inmediatamente, después de su lectura de Tras la virtud, la existencia de la crisis moral contemporánea. Por nuestra parte, nos atrevemos a afirmar que MacIntyre recurre a la narrativa para, en primer lugar, realizar una renovación epistemológica de la ética al acudir a la contextualización de los desarrollos de diversos pensadores, involucrándose completamente en su contexto para entender acabadamente sus ideas. En segundo lugar, considera que el hombre es un animal que cuenta historias (Tras la virtud, 1981), y como tal, forma parte de una comunidad con prácticas propias y tradiciones que la configuran. Esta idea ya estaba presente en las reflexiones de Ortega y Gasset cuando sostenía que las narraciones le dan al hombre un principio de inteligibilidad de sus acciones (La historia como sistema, 1935), lo mismo que J. Marías (La imagen de la vida humana, 1955).  
dc.format
application/pdf  
dc.language.iso
spa  
dc.publisher
Ediciones Trea  
dc.rights
info:eu-repo/semantics/restrictedAccess  
dc.rights.uri
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.5/ar/  
dc.subject
Teoría de la historia  
dc.subject
Filosofía de la historia  
dc.subject
Utilidad  
dc.subject
Narrativismo  
dc.subject.classification
Otras Historia y Arqueología  
dc.subject.classification
Historia y Arqueología  
dc.subject.classification
HUMANIDADES  
dc.title
El narrativismo de Alasdair MacIntyre: una propuesta de restauración epistemológica de la Filosofía Práctica a partir de la Historia  
dc.type
info:eu-repo/semantics/publishedVersion  
dc.type
info:eu-repo/semantics/bookPart  
dc.type
info:ar-repo/semantics/parte de libro  
dc.date.updated
2020-11-18T17:10:04Z  
dc.journal.pagination
125-134  
dc.journal.pais
España  
dc.journal.ciudad
Asturias  
dc.description.fil
Fil: Juri, María Agustina. Universidad Nacional de Cuyo; Argentina. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Centro Científico Tecnológico Conicet - Mendoza; Argentina  
dc.conicet.paginas
408  
dc.source.titulo
La utilidad de la historia