Polìtica y religiòn en los màrgenes: Nuevas formas de participaciòn social de las mega-iglesias evangélicas en la Argentina

Abstract

La pregunta por el juego de relaciones que se establece entre la religión y la política en la Argentina presenta algunos vínculos más evidentes que otros. Tal vez uno de los más llamativos por la visibilidad pública que encuentra en los medios de comunicación es la relación, por momentos de complementariedad por momentos de competencia y crítica, entre la iglesia católica y la política partidaria. Por debajo de este nivel más o menos cotidiano de la experiencia es posible identificar una red ya menos visible de superposiciones, alianzas y trayectorias cruzadas, en donde ambos dominios se retroalimentan constantemente. Aquí emergen por ejemplo espacios de formación religiosa, la creación de ámbitos de trabajo colectivo, la posibilidad de construir nuevos significados o la producción discursiva de la necesidad de un cambio social. Es justamente en este nivel, más cercano a las prácticas invisibles y cotidianas que a los grandes actos públicos, en el que se evidencian los vínculos que se estabilizan en los márgenes de la religión y la política. Se trata de una clave de análisis que sirve para estudiar tanto a las grandes mayorías religiosas como a los pequeños grupos minoritarios y a aquellos sectores que aunque forman parte de las minorías orientan sus prácticas y sus discursos hacia la conquista de nuevos creyentes y nuevos dominios dentro de la sociedad. Este es el caso de los Evangélicos que en la Argentina actualizan una tendencia general presente en numerosos países de América, Asia y África. La tendencia consiste en llevar el mensaje religioso hacia todas las esferas de la vida social, pero especialmente hacia las estructuras de influencia y de poder, es decir, hacia el gobierno, la política, la educación, los medios gráficos y audio-visuales, la academia, los circuitos empresariales y la industria cultural, entre otros ámbitos. Naturalmente esta orientación frente al mundo se propone en parte disputar las posiciones de poder del catolicismo, consolidándose como una alternativa religiosa capaz de construir una nueva articulación hegemónica. A su vez, esta voluntad expansiva se desarrolla correlativamente al surgimiento de formas de organización de gran escala que superan el modelo de iglesia convencional impulsando la creación de mega-iglesias, es decir, instituciones religiosas de grandes dimensiones -pensemos por ejemplo en congregaciones de más de veinte mil miembros en algunos casos-, que ofrecen múltiples espacios internos de trabajo, capacitación y crecimiento. En este sentido, las mega-iglesias evangélicas, como nuevos agentes en el espacio social de las religiones, reúnen al menos dos características distintivas: 1) a nivel material, se especializan en construir una extensa red de participación en la que se potencian los saberes y habilidades de los creyentes que se identifican con su propuesta; 2) a nivel simbólico, se produce discursivamente la necesidad de un cambio social que tenga como protagonista a los “líderes cristianos” impactando en todos los planos de la sociedad. En el punto de contacto entre ambos niveles surge la dimensión política de las mega-iglesias que será el objeto del libro. Éste representa una versión reelaborada, sin duda más corta y concisa, de la tesis doctoral defendida en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y la École des Hautes Études en Scienses Sociales en Paris, durante los primeros días de noviembre del 2009. A su vez, la tesis es el resultado de seis años de trabajo en el campo de la sociología y la antropología de la religión, en el marco del área de “Sociedad, Cultura y Religión” del CEIL-PIETTE y con el respaldo de las becas doctorales del CONICET. En diálogo con la historia y la antropología, el libro se encuentra estructurado en tres grandes áreas en las que es posible reunir los capítulos de la investigación. La primera de ellas incluye los dos apartados iniciales y apunta a realizar un abordaje histórico de las formas variadas que adopta la relación entre religión y política en la Argentina, atendiendo especialmente a la historia del catolicismo, pero también del protestantismo y los grupos pentecostales desde la segunda mitad del SXIX hasta la actualidad. En base a la reconstrucción histórica del espacio social de las religiones y su vínculo con la política, es posible llevar adelante una aproximación esta vez de corte antropológico para estudiar, en los capítulos tres y cuatro, las formas de organización de las mega-iglesias y las coordenadas generales del mundo de la vida de los evangélicos. Finalmente, la tercer área agrupa a los últimos tres capítulos del libro con el objetivo de explorar las orientaciones religiosas frente al "mundo", la sociedad, a partir de tres claves de análisis; ellas son el trabajo religioso sobra las formas de la violencia y el sufrimiento social, la construcción colectiva de un diagnóstico sobre la situación del país y por último el posicionamiento de los "líderes cristianos" como agentes de transformación social. En su totalidad el libro representa el esfuerzo, siempre parcial e inacabado, por comprender, pero también explicar el modo en que las creencias religiosas se proyectan más allá de la religión, recreando espacios de interacción en donde la sociedad se perpetúa transformándose, es decir, nunca igual a si misma. El horizonte de cambio que habilita el vector religioso es un horizonte en disputa cuya orientación depende de la dinámica interna del universo evangélico y del juego de articulaciones que logre construir con los distintos dominios de la sociedad.