Hongos patógenos de hemípteros Auchenorrhyncha y Sternorrhyncha perjudiciales para la agricultura en la Argentina

Abstract

Los cultivos agrícolas se ven expuestos a adversidades de diferentes orígenes, ya sean bióticas o abióticas, las cuales eventualmente inciden desfavorablemente en el rendimiento y la producción. En este contexto, los insectos juegan un rol fundamental ocasionando daños ya sea de forma directa durante su alimentación y oviposición o de manera indirecta por actuar como vectores de diferentes fitopatógenos. Tanto en los sistemas intensivos como en los extensivos de la región Pampeana de la Argentina, las estrategias de manejo actual de las plagas se basan en el uso de insecticidas químicos y en la utilización de cultivares resistentes a las enfermedades. Para la sanidad de los cultivos, en combinación con los insecticidas sintéticos se utilizan fungicidas y fertilizantes, lo que conlleva a una utilización masiva de agroquímicos y en consecuencia a un efecto negativo sobre la salud humana y el ambiente. Hoy en día, debido al creciente costo de los agroquímicos y al efecto negativo que estos producen en los sectores agrícolas, resulta de gran interés la búsqueda de alternativas de control amigables con el medio ambiente. Es así que surge como alternativa el concepto de "Manejo Integrado de Plagas" (MIP), el cual se originó en 1968 a partir de la expresión "Manejo Integrado de Poblaciones Plaga", utilizada por primera vez por Smith y van den Bosch en 1967. A partir de entonces, se han formulado numerosas definiciones para el MIP, sin embargo, una de las más amplias y que engloba los elementos esenciales de muchas otras es la que lo define como un sistema de soporte de decisiones para la selección y el uso de tácticas de control de plagas, individualmente o armónicamente coordinadas en una estrategia de gestión, basada en un análisis costo-beneficio que tome en cuenta los intereses de los productores e impactos en la sociedad y el medio ambiente. El principal objetivo del MIP es integrar diferentes estrategias de control de plagas para reducir al mínimo el uso de plaguicidas químicos. Dentro de estas estrategias se encuentran el control químico, cultural, biológico y el uso de variedades resistentes.