Libro
Fagocitar a Lacan: Sujeto y verdad en la obra de Alain Badiou
Fecha de publicación:
2019
Editorial:
Grama
ISBN:
9789874136763
Idioma:
Español
Clasificación temática:
Resumen
Si despejo la tentación de contar una historia, darle importancia a priori al sujeto del inconsciente o, lo que es igual, enrolarme en la cruzada por el porvenir del psicoanálisis, sólo queda decir que este libro, transformación de una tesis doctoral, es el producto de un malestar en el cuerpo. Eso que, sin poder articularse en el lenguaje, sin embargo, lo asedia de manera irremediable. Si es que el cuerpo, precisamente por esa desarticulación, “investiga en el lenguaje” (Pascal Quignard).1 Así, el primer efecto de acudir a la lectura de Alain Badiou fue la fascinación por lo que consideraba una respuesta a ese malestar. Y la fascinación está imantada por el falo, el cual ha sido y sigue siendo, más allá de su función específica en psicoanálisis, un símbolo del poder y de la virilidad. De allí que, con el pasar del tiempo, se haya vuelto necesario para mí sembrar una zona de desconfianza sobre ese terreno. Fascinus y fascismus (sin importar la micro-escala) están, para el caso Badiou, en una relación de contigüidad contagiosa. En cierto momento, entonces, la filosofía de Badiou se convirtió en la respuesta que venía a detener la pulverización contemporánea de cualquier certeza. Allí donde todo lo concerniente al pensamiento se presentaba como desplazamiento, sustituibilidad, relatividad y fluidez lista para cristalizar en la sólida equivalencia de la mercancía, el filósofo francés venía a proponer la teoría de conjuntos poscantoriana como la mejor herramienta disponible para poner un coto a las interminables diseminaciones de la lengua y dar cuenta más certeramente de la “univocidad del ser”. Univocidad que habilita a encontrar invariantes en escenas políticas separadas por milenios, o decir que, para el pensamiento, de los griegos a esta parte, las cosas no se han modificado sustancialmente. Poniendo en un plano secundario, e incluso degradado, las nuevas formas de vivir la sexualidad, las formas actuales de subjetivación y la lengua. Se trataba de una producción teórica que sorteaba el lugar común de la deconstrucción y por eso me vi atraído por su coraje, por su ir a contrapelo de lo que se imponía como un gran destino de la cultura. Todo bajo el supuesto, en ese entonces, de que el gran Otro, la cultura, la civilización, podían apresarse en una idea trascendente. Muy esperanzador al comienzo, ahora bien, ¿a qué precio al final? Al precio de un desdén subrepticio por el carácter equívoco de la lengua, por su no responder a la voluntad de control y de ordenamiento de sus pretendidos amos. Así como un desaire a ciertos casos particulares en vistas a una militancia por un comunismo internacional (me refiero, específicamente, a la experiencia de Evo Morales en Bolivia, Lula en Brasil, el kirchnerismo en Argentina, el chavismo en Venezuela, o a cualquier manifestación política contemporánea que, por tener al Estado como un actor principal, no alcance la dignidad eterna del Acontecimiento). Medhi Belhaj Kahcem, en su libro Après Badiou (Después de Badiou), da cuenta de forma biográfica de aquel a quien describe como un “gran macho-misógino-conservador-neopaulino”, para quien toda manifestación política existente resulta demasiado pobre en comparación con la Idea del comunismo. Kacem, quien fue uno de los discípulos ungidos por Badiou, estuvo ocho años bajo su yugo (sic), soportando los intentos de disciplinamiento de su “Maître”, hasta que no pudo contenerse más. El libro Después de Badiou es el resultado de esa explosión: por eso se trata de un libro desmedido, angustioso, liberador, que intenta dar cuenta desesperada e irónicamente del sistema opresivo al que estuvo identificado por tanto tiempo. Sistema que se sostiene, sobre todo, según argumenta ensayísticamente, por la intimidación que difunde. Hay innumerables anécdotas con las que pinta un retrato de Badiou. Rescato una que da cuenta de la supremacía que siente respecto a sus contemporáneos. A quienes siempre llama “pobres”. Pobre Deleuze, pobre Derrida, pobre Agamben, pobre Benjamin, pobre Debord, pobre Nietzsche, pobre Blanchot, etc. Todos y cada uno siempre a la zaga de lo que debería ser. En el caso de Deleuze, sobre quien traduzco este pasaje, lo demostraría su suicidio: “¿Qué me dijo sobre el ‘pobre’ Deleuze? ¡La filosofía de Deleuze es una filosofía triste, querido Mehdi! La prueba: el suicidio sobre el final”. Y sigue Kacem: “Todo el mundo sabe que a Deleuze lo afectó muy tempranamente una tuberculosis, una salud precaria que nuestro atleta no tendrá en cuenta para sopesar en seguida el valor ético de una filosofía: es lo que llamo sin la menor exageración un ‘eugenismo laicizado’. Cuando Deleuze decidió terminar como Empédocles, no respiraba más que con una décima parte de sus pulmones, después de largos y penosos años: ya quisiéramos verlo en esa situación a nuestro halterófilo de ideas huecas”.2 Así, el ejercicio que he transitado en este libro es lo que llamaría lalanguizar a Badiou. Es decir, dejar que lalengua disuelva las fronteras que se construyen con una inercia masculina en la lengua. El libro Après Badiou, entonces, sin estar necesariamente del todo de acuerdo con él, es un testimonio que, aun si leído tardíamente, ahora parece haber estado ahí desde el comienzo instándome a preguntar por qué tendemos o, mejor, por qué tiendo a aferrarme a un saber demasiado seguro de sí mismo.
Palabras clave:
SUJETO
,
VERDAD
,
ALAIN BADIU
,
JACQUES LACAN
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Citación
Groisman, Daniel; Fagocitar a Lacan: Sujeto y verdad en la obra de Alain Badiou; Grama; 2019; 237
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