Buenos Aires en clave de modernidad y pobreza

Abstract

El artículo relaciona la moderna división territorial del trabajo y la expansión del consumo. Parte significativa de la producción y distribución es realizada por empresas, nacionales y extranjeras, en situación de oligopolio y oligopsonio. Gracias a las actuales tecnologías y formas de organización, el circuito superior se fortalece, revela nuevas asociaciones e induce prácticas de consumo, con el apoyo del Estado. Aumenta así el número de supermercados, shopping centers, franquicias y outlet y sus ventas, al ritmo de nuevos instrumentos financieros. Concentradas en la ciudad de Buenos Aires, las franquicias se segmentan según el tamaño del capital inicial y parte de su excedente es drenado del lugar. Se forma una porción marginal del circuito inferior, que crea pocos empleos y por ello impacta en el circuito inferior que termina absorbiendo fuerza de trabajo. De ese modo, las grandes firmas pueden difundir sus marcas sin inversión en infraestructuras ni costos laborales, pero imponiendo sus normas e induciendo localizaciones, al tiempo que la publicidad se vuelve una variable ascendente y contribuye a la auto-propulsión del circuito superior. Además, a partir de inversiones públicas y operaciones inmobiliarias, aumenta el valor del suelo exigiendo mayor capital inicial. De allí también que las grandes avenidas comerciales revelen un paisaje de comercios altamente capitalizados, mientras que los pequeños comercios se instalan en calles transversales y galerías. Permitiendo acelerar la circulación de mercaderías, el sistema outlet crea centralidades secundarias en el tejido urbano y nuevas interferencias en la economía menos capitalizada. Pero, en porciones de la ciudad más deterioradas y de uso comercial tradicional, el sistema de franquicias es prácticamente inexistente. Allí la variable ascendente es la aglomeración de un comercio menos capitalizado que tiende a crear numerosos empleos.