Manuel Gálvez y Juan Álvarez: Reformulaciones centenarias de un mal capital

Abstract

Es bien sabido que Buenos Aires fue uno de los más férreos obstáculos para la constitución de la nación a lo largo de buena parte del siglo XIX: el intento temprano de estructurar la nueva república desde los intereses de la ciudad-puerto fue resistido por las provincias interiores, aunque poco después fueron éstas las que pusieron como condición para cualquier integración la nacionalización de las rentas portuarias y del poder simbólico de la ex capital virreinal, una condición inaceptable para la provincia de Buenos Aires y la propia ciudad, que la rechazaron una y otra vez hasta por las armas. El ochenta logró poner fin a ese largo ciclo de conflictos, convirtiendo el obstáculo en un resorte maestro: la federalización de la ciudad-puerto fue un soporte central para la emergencia de la Argentina moderna y Buenos Aires se convirtió en su principal vidriera, de modo que ya hacia el Centenario la propia ciudad podía ser exhibida ante el mundo como un indicador irrefutable del progreso nacional de la última treintena.Sin embargo, como en tantas otras cuestiones de la cultura del período, en el momento mismo en que parecía asistirse al apogeo del éxito del proyecto modernizador del ochenta, no faltaron voces alertando acerca de los fracasos y los desvíos del mismo o, incluso peor, de los peligros que su propio suceso conllevaba. En el caso de la identificación de Buenos Aires como sinécdoque de la nación, se trata de un rumor crítico que comenzó con los primeros traspiés del proyecto modernizador, en la crisis del 90, y que a partir de la crisis de 1929 se convirtió en convicción generalizada, dando origen a uno de los motivos más caros de la cultura nacional: la figura de "las dos Argentinas", en la que el problema del enfrentamiento entre Buenos Aires y el interior reemerge con nuevos argumentos. La hipótesis central de este artículo es que las razones centrales que alimentarán esa convicción ya habían sido formuladas hacia los años del Centenario, en particular por dos figuras clave, Manuel Gálvez y Juan Álvarez: enfocar esos autores del Centenario desde el ángulo del "problema capital" ofrece claves interesantes tanto para el reexamen de su obra como de la época.