Capítulo de Libro
Malestar psicológico, inactividad física y mala calidad de sueño
Título del libro: La Mirada en la persona como eje del desarrollo humano y la integración social: Deudas y desigualdades en la salud, los recursos psicosociales y el ejercicio ciudadano
González Insua, Francisco
Otros responsables:
Rodriguez Espinola, Solange Sylvia
Fecha de publicación:
2019
Editorial:
Fundación Universidad Católica Argentina
ISBN:
978-987-620-388-3
Idioma:
Español
Clasificación temática:
Resumen
En el último tiempo, la Psicología de la Salud ha virado de un enfoque biomédico a otro biopsicosocial de comprensión de las enfermedades, sosteniendo que muchas de sus causas radican en la conducta y estilo de vida de los individuos (Basabe, 2004; Gancedo, 2008). Siguiendo esta línea, se han hecho estudios que identificaron conductas que reducen el riesgo de los sujetos de contraer enfermedades (definidas como inmunógenos conductuales): dormir 7 u 8 horas diarias, desayunar casi todos los días, ingerir tres comidas en el día, sin picar entre ellas, mantener el peso corporal dentro de los límites normales, practicar ejercicio físico regularmente, consumo moderado de alcohol y no fumar (Oblitas, 2007; Organización Mundial de la Salud, 2018). Como inmunógeno conductual, el ejercicio físico practicado de forma regular y frecuente mejora y fortalece el sistema inmune y osteo-muscular, contribuyendo al aumento de la calidad de vida a la vez que prolonga el tiempo socialmente útil de la persona.En lo que respecta al área anímica y afectiva, el ejercicio físico promueve el bienestar psicológico, mejorando el estado de ánimo, el concepto de uno mismo, la autoestima y las habilidades sociales, además de potenciar el funcionamiento cognitivo, aumentar la libido y optimizar la imagen corporal (RodríguezEspínola, 2018). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2017), los trastornos mentales comunes, la depresión y ansiedad, afectan a la capacidad de trabajo y la productividad de las personas. De acuerdo con esta organización, más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión, un trastorno que es la principal causa de discapacidad, y más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad. En Argentina, el malestar psicológico es referido por 2 de cada 10personas con una tendencia ascendente entre 2010 y 2016. Tres de cada diez pobres refirieron padecer sintomatología ansiosa y depresiva, incrementándose,además, entre los indigentes durante 2016 (Rodríguez Espínola, 2018). La OMS (2008) recomienda prescribir ejercicio físico como medida complementaria al tratamiento psicológico de estos trastornos, en función de los beneficios que éste trae en el área anímica y afectiva. Esta relación entre el ejercicio físicoy la salud mental puede ser explicada de diferentes maneras. Brière et. al (2018) proponen dos explicaciones posibles: por un lado, el ejercicio físico podría reducir los síntomas depresivos y ansiosos a través de efectos neurobiológicos antidepresivos y ansiolíticos propios de la actividad física, y por otro, podría hacerlo a través de mecanismos psicológicos o sociales.Además de mejorar su capacidad física y el área anímica o afectiva, el ejercicio físico eleva los niveles de producción, por lo que retarda los cambios propiosde la vejez, mejorando el aspecto físico y brindando mayor calidad del sueño (Rodríguez Espínola, 2018). La calidad del sueño es uno de los elementos quesuele verse afectado en los sujetos que padecen ansiedad y depresión, es decir, malestar psicológico (Fouilloux, Jurado, Lara, Tafoya & Yépez, 2013). Porejemplo, el estado de ánimo disfórico se relaciona tanto con una baja cantidad como con una mala calidad de sueño. Concretamente los sujetos con un estado de ánimo más disfórico suelen dormir habitualmente menos horas de las que necesitan y la calidad de estas horas suele ser muy baja. El ánimo deprimido también se relaciona con el grado de satisfacción que el sujeto reporta con respecto a su calidad del sueño (Buela-Casal, Cano-Lozano & Miró, 2005). Una duración insuficiente del sueño se ha relacionado con un mayor riesgo de sufrir depresión, ansiedad, o un problema de abuso de drogas, alcohol o nicotina(Breslau, Roth, Rosenthal & Andreski, 1997). Conociendo entonces que el ejercicio físico moderado y los hábitos regulares de sueño (7-8 horas) son predictores de mejor salud mental, puede ser importante estudiar cuáles son los niveles de malestar psicológico, la frecuencia de ejercicio físico y la calidad de sueño en Argentina. Además, se puede investigar si aquellos sujetos que se ejercitan más frecuentemente tienden a tener una mejor salud mental y, por ende, a descansar mejor. A continuación, se describe la evolución entre 2017 y 2018 en la inactividad física y la autopercepción de mala calidad del sueño, además de analizarlas según el estrato socioeconómico, el nivel socio-económico, la condición residencial, la pobreza, jefatura del hogar, el sexo, la edad y el nivel educativo. Todas estas comparaciones pueden verse graficadas al final del presente trabajo. En tanto que luego se tratará de indagar si el ejercicio físico se relaciona con un menor malestar psicológico y una mejor calidad del sueño.
Palabras clave:
Ejercicio físico
,
Malestar psicológico
,
Sueño
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Citación
González Insua, Francisco; Malestar psicológico, inactividad física y mala calidad de sueño; Fundación Universidad Católica Argentina; 2019; 25-31
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